Tenemos muchas cosas a un clik de esfuerzo, el mundo entero en INTERNET. Vamos a explorar cosas que ver y hacer en él sin salir de casa o incluso de la cama.
Las cámaras en vivo suelen ser una cámara web fija en un área. Estas cámaras web se transmiten las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para que cualquiera pueda verlas en cualquier momento.
Los recorridos virtuales se centran más en las vistas de destino, lugares y ofrecen la posibilidad de una visualización de 360 grados, así como moverse por el destino donde el viajero virtual le gustaría ir. El viajero virtual puede caminar, turnarse y mirar alrededor de las áreas.
Ver muchos lugares en directo: Páginas de webcams en vivo en muchas ciudades.
Tenemos limitaciones de energía y muchos otros síntomas, pero vivimos una época privilegiada. Nuestros abuelos sólo disponían de una radio y en muchos casos nunca habían salido del pueblo aunque gozaran de buena salud. El mundo entero entra gracias a Internet en nuestra casa y es maravilloso.
GRUPOS EN REDES SOCIALES
Cuanto más limitante es una enfermedad más se empequeñece nuestra vida social. Vamos perdiendo amigosde siempre por las dificultades para verles muchas veces a no ser que vengan a nuestra casa.
Sin embargo cuando priorizamos en nuestra vida las cosas a hacer la higiene personal es la primera y la segunda la socialización.
Tenemos que encontrarnos, ya sea en Facebook, Twitter, Telegram, WhatsApp, etc. ya que somos un colectivo ‘invisible’ porque casi no salimos de casa. Cuando entras en un grupo alguien te va a saludar, en su gana de compartir, y te contactará con otros grupos. Procura entresacar buenos amigos con EM de esos grupos, te van a comprender bien y hay grandes personas. Seguro que acabarás hablando por teléfono y ya si es una videollamada genial. Intercambiarás experiencias, consejos, porque suele ser gente muy interesante. Hay deterioro cognitivo, no falta de inteligencia y además de conversaciones tienen mucha empatía.
Como sois los protagonistas de esta entrada la foto que tengo que poner es la vuestra, cada uno de vosotros y WordPress me da una imagen: El mapamundi de donde estáis.
Cuando comenzó esta andadura no era muy consciente de que la Red de Internet daba otra dimensión a nuestro mundo, eliminaba tanto las distancias. La capacidad de comunicación es impresionante y espero haberos aportado positividad, aunque este blog casi ni llega a ser el esbozo inicial del contenido de su nombre: MI UNIVERSO PERSONAL.
Continuará abierto a vuestras sugerencias, diverso, amplio. Y como los protagonistas hoy sois vosotros, mirad cuántos países, desde los que habéis pasado en algún momento por este lugar donde hay ganas de crecer, aprender y compartir.
Tengo que reconocer que es la primera vez que estoy en un camping. Afortunadamente paso de los 50 años y aún tengo mucho por descubrir.
No me han faltado propuestas para hacerlo. Pero la calidad de la cama para mí es muy importante y siempre me lo habían dicho para hacerlo en una tienda. Por eso me había negado, porque sé lo que precisa mi espalda.
En cambio la caravana tiene una cama de primera. Tanto que el reloj deportivo que llevo registra lo nunca visto, que duermo más tiempo en sueño profundo que en superficial. En casa es al revés, por el ruido de la ciudad, supongo.
Las experiencias nuevas siempre me cuestan darle vueltas a la cabeza y no estaba muy animada al principio. Pero la compañía era mi amor que siempre me dice: «Está controlado, tu confías en mí y si no te gusta se cancela». Me da mucha tranquilidad.
Al lado de la playa el sonido del mar día y noche es relajante, agradable, se te mete por los poros de la piel y te hace volar como las gaviotas. Mirar su color cambiante y la espuma de las olas es algo en lo que poder detenerte todo el tiempo del mundo. Despertar, mirar por la ventana y sin ni haberte levantado contemplar su grandeza. Para una mujer nacida tierra adentro, que lo vio por primera vez con 11 años, resulta una invitación a contemplar esa brava a veces y otras dulce naturaleza.
Llevo 3 meses así. La pandemia de COVID-19 no está ni estaba para plantearse otras aventuras y ha hecho que el camping esté menos ocupado, para mi en particular una ventaja. Tanto es así que me resisto a regresar a la ciudad ahora que la DANA nos hizo bajar de la duna a otro lugar con árboles, más resguardado y con el mar igual, aquí al lado.
Los perros han tenido su cambio también, siempre en la calle. La perra, con 8 años, ha aprendido a recoger la pelota que le tiramos, a nadar por primera vez entre olas buscándola y bucear. ¡Si pudiera hablar esta loquita que llora cuando oye a una lorita de otra parcela, anhelando verla toda enamorada del pájaro!. Tiene sus agapornis y prefiere lo imposible, así es ella. El perro es diferente, se tumba, sólo se moja las patitas en el agua, sale a saludar a las personas que pasan por la calle, mucho más tranquilo. Deseoso, de vez en cuando, de subir a la caravana a echar una siesta, en casa resguardado.
Hemos hecho actividades, como compartir con familiares y amigos. Una escapada para, por primera vez, probar lo que es bucear con botella. Siempre me había preguntado cual sería la sensación de respirar así, aire de un aparato en lugar del normal. Es genial, cuando inhalas sin ningún esfuerzo y exalas ese montón enorme de burbujas.
¡Lo que es la adrenalina!. Al ir en la barca neumática al lugar de buceo iba muerta de miedo por la velocidad, lo mismo al echarme al agua antes de ponerme la botella. Pero la adrenalina se acaba y ahí empieza lo bueno: Bajar tranquila sujeta por el monitor, ver el fondo que está a 8 metros, tocar ese verdor, ver peces de todos los colores y tamaños. El tiempo se detiene, no hay nada más que ese lugar y momento. Esto me hace pensar en la atención consciente del mindfutness sobre la que estoy leyendo.
Se oye el movimiento de las hojas de los árboles y el mar. Siempre el mar, la mar, como diría el poeta. Apenas alguna voz lejana. Se respira tanta paz que una se siente tentada de no volver a la realidad, de quedarse para siempre en este oasis de juegos en la tablet, lecturas, televisión a la carta gracias a la tecnología, meditación, mirarse por dentro sin hacer nada, fumar un cigarrillo con una cerveza 0,0… Esperar su vuelta con las anécdotas del trabajo.
Aún en esta situación de vivir sin trabajar, porque la vida lo dispuso así, el lunes recomienza la vida urbana con las clases de música, el deporte, las citas médicas y veterinarias, el relleno habitual del que he estado exenta tres meses. Esto es como perderse en un lugar paradisíaco… sin ni salir de la provincia, cerca, muy cerca.
Saben vivir estos pocos extranjeros o españoles que están aquí ni se sabe por cuanto tiempo. He tenido el verano más bello de mi vida entera.
Y pasó un tiempo desde lo escrito hasta aquí.
Es otoño, 27 de octubre. Me afecta el cambio al horario de invierno, la disminución de horas de luz diurna. El estado de ánimo se baja y hemos decidido pasar la semana en este lugar porque me sienta genial.
Hoy acabo de dar un paseo, dentro de la soledad de las mañanas. Fumaba un cigarrillo frente al mar. No hay gente casi, sólo privilegiados, la mayoría alemanes.
Mi alma dice para sí en ese momento:
«El mar me habla, me dice que el puede con ese virus.
Los gorriones revoloteando me hablan, me dicen que son la naturaleza que sigue viva.
La soledad me habla, me dice que puedo hacer o dejar de hacer mis actividades porque no pasa nada.
Mi caravana me habla, me da la seguridad de no necesitar reunirme con la gente.
Mi mente me habla, me dice que vivir así, sencillamente, sin necesitar transgredir las normas de contención de la pandemia, cómoda en cualquier restricción, es estar más equilibrada de lo que creo. No necesito bares, fiestas, cercanías, peligros.
Mi corazón me habla, me dice que esperar su vuelta del trabajo es, en esta paz, la alegría de ser como mis perros, cariñosa, loquita, sencilla, saltarina y expresiva.
Las últimas entradas han sido casi todas de educación sanitaria sobre el nuevo coronavirus que nos trae de cabeza al mundo entero.
Hoy os cuento una reflexión. Porque este confinamiento ha dado tiempo para reordenar en parte nuestras vidas. Unas veces para bien y otras para mal, mucho varían las gentes entre sí.
Creo que todos hemos valorado más la importancia que tiene nuestro hogar y las comodidades dentro de él. Hemos pensado en quienes estaban muy cómodos en grandes casas con jardín, piscina, etc. y en los que estaban hacinados en viviendas pequeñas y algunas insalubres.
Yo me he sentido bien en casa, de 2 personas en un piso de 90 metros, con balcón al exterior, donde da el sol, y patio interior. La televisión por cable se ha hecho más amiga que nunca, con la amplia oferta de películas y series. Tiempo para jugar online y de redes sociales. Tiempo para leer y para pensar.
También para analizar el comportamiento de la población y animarse a cumplir las normas que el gobierno de España nos ha ido dando. Siempre desde la opinión personal crítica que nunca coincide del todo, como en el tipo de mascarillas a usar, bien lo sabéis. Pero arrimando el hombro con la lógica del civismo en tiempos de pandemia, con la consciencia de la necesidad del estado de alarma y siguiendo los hashtag #yoapoyoalgobierno y #yomequedoencasa.
Desde niña he tenido pajaritos en casa. Los periquitos son incontables. En octubre del año pasado murió el abuelo, así le llamábamos, porque vivió más que ninguno antes, 13 años llenos de vitalidad hasta su final. Fumador pasivo porque mis pájaros viven en el salón, al lado del balcón.
Decidí cambiar de pájaro, una psitácida diferente. Adoro a estos animales tan inteligentes. Compré un agapornis que heredó la jaula.
En este largo tiempo en casa he mirado mucho esa jaula. No está sexado (hace falta un análisis de sangre) pero por la anchura de la pelvis parecía hembra. Se llama Joss, nombre que significa campeón o campeona.
Ella piaba, cantaba, aparentemente feliz. Pero no podía volar. Tras mucho observar me fui a leer sobre los agapornis. Encontré que son las primeras psitácidas que, aún siendo pequeñas, se consideran ya loros. Esto implica que necesitan jaulas de tamaño más grande, como las ninfas, cotorras o yacos.
Ella siempre vive confinada. No 2 meses, que han hecho a más de una persona desquiciarse creyendo que había una perversión de quitarnos derechos donde lo que hay es voluntad de preservar nuestra salud y vida.
Vistas las medidas necesarias compré la jaula en Amazon, porque las tiendas de mascotas sólo vendían comida para nuestros compañeros de viaje. Lo demás por internet.
Joss se quedó estupefacta. No dejó un rincón sin inspeccionar y aún sigue midiéndose las distancias, mucho más alegre. Además la jaula se puede abrir por arriba y dejarla estar ahí libre, sin rejas.
¿Sabéis qué significa agapornis? Inseparable. Son pájaros cariñosos al máximo. Este lunes pasado nuestra Comunidad Autónoma entró en la fase 1 de desescalada y con ella por fin abrió la tienda de mascotas.
Un «inseparable» necesita compañía. Había hecho muchas cosas mal con Joss, que no fuera feliz sin enterarme, desde que entró en la familia.
Ayer fui a por un pollito, un agapornis papillero al que tengo que alimentar con una jeringa. Su jaulita al lado de la de Joss.
El pollito no puede aún subir al palito, me dijeron. Pues nada más poner las jaulas juntas el papillero subió al palito y Joss no se separa de estar lo más próxima que puede al pollito.
El pequeño se llama Joda porque es verde y recuerda al pequeño Joda de la serie Mandalorian. Tiene una vitalidad desbordante, va por los alambres de su jaula, se mira en el espejo que tiene, arregla sus plumas (aún le faltan algunas), aletea que no vuela, claro.
Lo interesante es que tiene aproximadamente mes y medio, ha nacido durante esta pandemia y su confinamiento, a principio de abril. Qué maravilla ver cómo, a pesar de nuestros nervios, nuestras inquietudes, miedos, la vida sigue abriéndose paso.
También habrán nacido miles de niños, miles de esperanzas y sueños para un mundo mejor, para un mundo lleno de vida y solidaridad, cariño, equilibrio natural y bondad.
Hay una terrible crisis económica con un único culpable, el SARScov-2. Si la vida se abre paso con fuerza siempre, a pesar de enfermedades, cambio climático, desastres, seamos humanos y logremos un mundo justo global donde no haya nadie sin comida, agua potable y vivienda. Salarios dignos, más redistribución de la riqueza, menos sinvergüenzas, menos piedras en el camino puestas por otro.
Un mundo respetuoso y digno para todos es posible, que pueda enfrentarse a las próximas adversidades mejor que a esta. Porque siempre habrá egoístas, se les ve donde están, pero que no puedan estropear más es misión de todos los sensatos y moderados.
Hoy me levanté tarde. El confinamiento no hace que esté menos cansada. Es el día del libro y no hay problema, aunque no se pueda ir a una librería. Los libros están tan vivos que evolucionan, se encuentran en esta gran red que tanto nos está acompañando.
El papel tiene algo especial, el tacto. El electrónico tiene el mismo contenido, en bytes, a menor precio, pero quien sabe si en el futuro será legible o no por nuevas tecnologías. A veces es como las miles de fotografías que ahora hacemos y desaparecen con los dispositivos. Aquellas fotografías en blanco y negro, de nuestros padres y abuelos, encargadas al fotógrafo del pueblo, se heredan y se guardan.
En un día tan clásico, voy a ir al Siglo de Oro para citar a Francisco de Quevedo (1580-1645). Elijo para hoy esta frase:
«Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.»
Casi todos los españoles hemos leído durante el bachillerato, como tarea obligatoria, el libro «Réquiem por un campesino español» de Ramón J. Sender (1901-1982). Un libro pequeño, corto y que nos dejó su impronta bien marcada.
Me apetece reivindicar en el día del libro esos pequeños libros de cuentos, poesía, novelas cortas, autoayuda, etc. Estos libros de autoayuda son una de mis pasiones y el más cortito que me viene a la cabeza es «El arte de amargarse la vida» de Paul Watzlawick. Os lo recomiendo, es muy bueno.
Al pensar en libros la mente casi siempre se va a los publicitados best seller gruesos modernos, libros premiados o los libros antiguos anteriores al siglo XX. Son libros que no necesitan reivindicarse porque son los más vendidos y leídos.
No puedo evitar ser, en muchas situaciones, una defensora de causas perdidas, una guerrera en paz. También me felicito por tener mi propio libro pequeño, con el que sentirme a la vez lectora y escritora en este año.
Somos un mundo de 7.600 millones de seres humanos. Llegó el enemigo y 4.000 millones ya estamos encerrados en nuestras casas, unos hace mucho y otros poco.
Ni guerra nuclear ni extraterrestres, una cadena de ácido ribonucleico rodeada de proteínas que no se sabe de dónde salió. No es un ser vivo porque no se reproduce por sí mismo ni se mueve ni tiene muchas otras cualidades de la vida. Solo y aislado es inerte, como una roca pero más inestable y se rompe, la soledad le destruye.
He hecho este montaje. Es sobre el mundo humano enfermo de este momento
Hay quien dice que muere pero lo nunca vivo no muere, sólo pierde su estructura como el hierro que con el tiempo se oxida.
Un compuesto químico complejo de ARN y proteínas, ese es el demonio que nos cambia la vida en el mejor de los casos. En el peor la quita. Algo que se engancha en las células vivas de los seres humanos y las destruye al mezclarse dentro de ellas.
La vida simbolizada por una célula de un alveolo pulmonar, contacta con esa estructura inerte y le facilita lo que no tiene, el mecanismo de la vida, que le hace reproducirse, mientras la célula viva se muere.
Estamos escondidos en nuestras casas para no encontrarlo, porque el no nos busca, sólo está ahí para que contactemos con él donde esté. Unas personas no se enteran, otras tienen un resfriado, otras tienen dificultad para respirar, otras ni siquiera pueden respirar y mueren. Y aún en ese cuerpo muerto sigue estando un tiempo, igual que sobre superficies o en el aire.
Algo no vivo cambia la vida. Ahora vemos cuales son las profesiones más importantes, algunas insospechadas y mal pagadas. Ahora valoramos lo que de verdad sostiene la vida y lo que la alegra, la distrae, la ameniza. Son dos campos diferentes: Lo básico imprescindible y lo que nos ayuda a ser felices cuando tenemos ya eso básico imprescindible.
Hemos pasado de una vida de placeres y distracciones a una vida de supervivencia con comodidades. Tenemos electricidad, agua,alcantarillado, comida,televisión, internet, teléfono. Son las comodidades occidentales y los evasores de lo que nuestros abuelos harían en estos momentos, sin casi nada. Entonces como mucho había un receptor de radio. También había mucho más sector primario. De hecho mi abuelo estaría haciendo su vida normal de ir a sus campos, atender su ganado, hacer quesos y sin tiempo para lo que ahora echamos de menos. El no iba a la terraza de un bar ni al cine ni a espectáculos, no salía del pueblo y de su familia e hijos.
Ahora los que no tenemos ocupaciones estrictamente necesarias, como yo que soy pensionista, hacemos lo habitual: «Escapar de hacer introspección, de mirarnos por dentro aunque nos sobra tiempo.»
En un libro de Thích Nhất Hạnh llamado «Hacia la paz interior » este sabio budista lo describía bien, la huida hacia delante occidental para no verse en el espejo del alma.
De hecho nos preocupamos del virus, de ese peligro, o de la debacle económica que le acompaña y quedará después. De como cambiaremos cada cual no.
¿Nos preocupa pararnos a ver quienes somos y qué llevamos aprendido y hecho hasta este confinamiento?¿Si nuestra vida ha valido la pena o tenemos que evolucionar en ella y cambiar las prioridades?¿Si ponemos fuera nuestros errores o al contrario nos culpamos de cosas sin ser responsables de ellas?
He ido alguna vez a unos grupos de terapia de 3 días en los que nos salíamos fuera de la vida actual de ver televisión, de internet y del teléfono. Sin maquillajes ni joyas, naturales, sin hablar más que para meditar y hablar en grupos de 2 en 2 tres preguntas. Una de ellas cada día.
¿Qué soy yo?
¿Qué es el otro?
¿Qué es la vida?
Ayudan a ir profundizando, a veces a no saber que decir, pero estaba alternado con paseos en la naturaleza. Somos seres sociales que no sabemos porqué estamos aquí, salvo que alguna creencia religiosa rellene ese hueco de lo desconocido, sin que sepamos si es verdad o no. No se nos da bien a veces interactuar con los otros, porque sólo las emociones nos unen y no el dinero. Pero ya la vida ni tenemos remota idea de qué es y el porqué de su existencia.
La vida es un orden natural determinado, con algún influjo que no sabemos. El desorden, el caos, lleva a la nada y sin embargo la primera ley de la termodinámica dice que todo tiende al desorden.
Hagamos orden en nuestro interior, ahora tenemos tiempo para vencer esa tendencia al desorden que es lo opuesto a la vida. Algo con orden, con estructura, sin el influjo misterioso de la vida, es un vector de desorden celular y de la situación nueva que tenemos en el mundo.
A ese desorden que nos da el últimamente denominado SARS cov-2 lo enfrentamos con orden: La forma adecuada para ponerse los Equipos de Protección Individual (EPI) sigue un orden muy estricto para hacerse bien, estar en casa confinados es un orden también mayor al habitual, etc.
¿Porqué no intentar cada cual ver dentro de sí mismo e intentar ordenar lo que encuentre desorganizado en su mente? La ocasión es la ideal para que cambiemos de nosotros todo lo que no nos guste o no nos sirva, porque las prioridades y orden de la vida están en la forma de vivir en estos momentos.
Aquella vida hacia afuera era una distracción, un despiste, lo que mantenía muchos desórdenes y confusiones dentro de nosotros.
Canaliza tus miedos, ten disciplina para seguir los dictámenes de los que deciden sobre cómo enfrentar esto y saca provecho. Tu puedes salir de este período lleno de preocupaciones y miedos o gestionandolo mal o lleno de paz interior, gestionandolo bien.
Deja las críticas para los que viven de ellas, disfruta de tu soledad constructiva o de descubrir junto con tu yo íntimo a quienes comparten tu espacio de retiro.
Déjate cuidar obedeciendo lo que dicen los expertos y los gobiernos intentan poner en práctica. Tu no puedes arreglar el mundo ni los suministros de materiales sanitarios que hacen falta. PUEDES ARREGLAR TU MUNDO INTERIOR, esa es tu parcela y nadie lo puede hacer por ti. Como mucho pueden orientarte porque ese trabajo es tuyo entero.
Buena suerte y que salgas crecido de esta nueva transitoria forma de vivir.
Si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo da la mejor idea de qué se puede encontrar en un libro. Aquí tenéis la idea más fidedigna de lo que es realmente.
Quiero agradeceros que hayáis hecho posible que alcance algo que es muy importante para mí. Este blog es una ilusión que, en buena hora, empecé a hacer realidad.
Los PRIMEROS 100 ME GUSTA no son míos sino vuestros, porque me prestáis vuestra atención. Muchísimas gracias a cada uno de quienes habéis dado ese toque de aprobación a mis humildes aportes.
Queridos amigos, en agosto de este año comenzó la andadura de este blog. He procurado ir hablando un poco de todo. Ya sabéis que mi mundo es un Universo donde cabe casi cualquier tema, por eso os pido sugerencias en la entrada destacada, que siempre está la primera.
Hoy he dado un nuevo paso en esto de Internet. Reconozco que me cuesta esfuerzo. He abierto un canal en YouTube y llevo mucho rato intentando saber cual era la dirección que tenía. Al final le he pedido a una amiga que buscara en YouTube «El universo de Manuela» y me enviara por WhatsApp la dirección. Es una buena demostración de lo importante que son las relaciones sociales, las amistades que siempre están ahí para echar una mano.
Os doy la dirección. De momento sobre todo hay vídeos de mis mascotas en un gran porcentaje. Los pequeñajos peludos y plumosos para mí son imprescindibles, porque soy muy cariñosa y me parezco a ellos en eso.