TU PLENO ES EL MÍO

Cuando no compartimos se nos van los momentos,

Aunque tú no lo quieras, se nos caen los techos,

Y se escapa la vida… empapada en los sueños.

Me rompí hace mil años o tal vez en doscientos,

Porque estuve tan sola que me perdí por dentro,

Y olvidé de mí cosas… que en el tiempo no encuentro.

Cuando no me comprendes pierdo el asidero,

La amarra que sostiene reunidos mis sesos,

Y me pierdo en desiertos… donde marcho a buscarte.

Me sentí tan pequeña cuando no tenía besos,

Que crecí al encontrarte, medré a ver infinitos,

Pero la cruel cizalla… mira a amores perpetuos.

Cuando yo me repito en millones de intentos,

Te amo más que a la vida, más de lo que puedo,

Pero no me conformo… siempre, anhelo tu pleno.

Cuando tu te revelas, lloro yo por encuentros,

Me deshago en cariño, por tus complementos,

Y empatizo contigo… tanto que me consume lo que no compartimos.

Tú y tus circunstancias… es tu pleno y el mío

ELLA ESTABA

Ella estaba allí, con su nuevo pijama. Tirada en el sofá, de cualquier postura, sin interés por lo que solía gustarle. Aquellas series de ficción de la televisión por cable no podía seguirlas. Se perdía con los personajes, con la historia, imposibilitada de enlazar unas escenas con otras.

Cerraba los ojos, esos que tanto llevan llorado en toda una vida. Cansancio, un vacío gris dentro del pecho, dolores musculares. Las lágrimas no aparecían, como presas de una anestesia emocional que las negaba. Ella que ama sin medida, que se entrega, que no se preocupa de esconderse tras máscaras, se cae.

Una pasión desbordada en otros momentos, llacía apagada y hueca, molesta con su cuerpo y lejana de su mente. Echaba de menos su propio ser, su escasa vitalidad habitual.

Sin saber a donde mirar ¿para qué hacerlo?. Ella no era ese ser sin ansias ni futuro, atrapada en el presente doloroso, nervioso. No era una costumbre ni un nuevo sueño. Las caricias aliviaban su caída y le quedaba un lejano vestigio de deseo ahogado.

Ella se quedó así, hasta que se incorporó para acostarse sólo porque era la hora, la inercia. No sabía si al día siguiente se levantaría o se dejaría llevar por la inmovilidad, por unas horas de soledad en que no hacer nada.

Ella no recordaba sobrevivir, pero desayunó y después escribió un WhatsApp diciendo: «Estoy bien» aunque era mentira.

UN LOCO DE TENERIFE

Un compañero de Facebook ayer posteaba en un grupo común un texto que me cautivó a primera vista.

Quiero compartirlo con vosotros, con su permiso. Gracias, Freddy Correa Martín, por escritos tan sugerentes. Aquí lo tenéis:

«Buenos días semillas esperando ser regadas. Mírate hoy en el espejo y di: voy a saludar a un desconocido y no pararé hasta que alguien me devuelva el saludo. Hoy estoy lo que se conoce en el mundo de la medicina cómo TDEHM.
Trastorno de estar hecho mierda.


Como decía Leo Harlen me he levantado con un solo dolor físico. Me empieza desde la uña del dedo gordo y termina en mi coronilla. Tranquilos. Sigo siendo adorable. Me adoptaría yo mismo para utilizarme como peluche para dormir.

Se me cayó el bote de tostadas al suelo. Me hice dos sándwich de mantequilla porque mi nevera tiene mucho eco. Miro el apartamento y el cabrón me dice: ¿te acuerdas ayer cuando estaba recogido y ordenado? Pues ya no lo estoy. Y se ríe.
Mis hijas duermen todavía. Yo hoy lloro sin lágrimas. Ahora me tomaré las pastillas.

Hay personas que sin padecer enfermedad mental o saber tenerlas en el lugar adecuado se asoman aquí para ayudar. Son personas de luz. Y de luz gratis. Y de luz preciosa. Vaya. Una puta lágrima. Bienvenida sea. Tenía sed. Maria Salar Garcia es una de ellas. Lo siento Maria lo tenía que decir.
Voy a presentar a Yoseli. No tiene válvula. Y también voy a presentar a mi nueva planta. Lavanda.
Chiste:
Oye hueles muy mal
Pues utilizo perfume lavanda
Pues creo que uno de los músicos está muerto.

La Palma sigue escupiendo saliva ardiendo. Terrible y maravilloso a la vez. Canarias está creciendo en territorio. Canarias llora por los efectos secundarios de las maravillas del planeta.


Chicos y chicas hoy no es el día de rendirse. Mañana ya veremos. Os comería con pan y mantequilla.

Un loco de Tenerife.»

HOJAS EN EL SUELO

Hoy no las veo, no he salido. En la calle de mi balcón no hay árboles. El sol pasa más bajo, no sé calcular las horas. Tocaron el reloj y desajustaron mi equilibrio, ese tan frágil de ánimo… ¿qué hora será? Va a poco el día, crece la noche y caen continuamente las hojas. Hoja perenne o caduca, caen, baja la vitalidad de la naturaleza.

Me levanto cansada, oigo «me hago mayor» cuando no es cierto, son hojas caídas también dentro de nosotros, de las almas y los cuerpos. Sé que es otoño, extrañamente cálido y pandémico este año. Interactúo sin querer con esta estación sin remedio porque el tren de la vida está hoy en ella. En estas latitudes es así el eterno giro del año.

Hay lugares sin estaciones y no sé cómo sienten el devenir de los meses. Pero aquí… hay otoño, hay hojas en el suelo… y sin ganas esbozo una sonrisa pensando que pasará una vez más y quedará atrás.

Cambios estacionales y estado de ánimo

Nueva experiencia: VIVIR MAS NATURAL

Tengo que reconocer que es la primera vez que estoy en un camping. Afortunadamente paso de los 50 años y aún tengo mucho por descubrir.

No me han faltado propuestas para hacerlo. Pero la calidad de la cama para mí es muy importante y siempre me lo habían dicho para hacerlo en una tienda. Por eso me había negado, porque sé lo que precisa mi espalda.

En cambio la caravana tiene una cama de primera. Tanto que el reloj deportivo que llevo registra lo nunca visto, que duermo más tiempo en sueño profundo que en superficial. En casa es al revés, por el ruido de la ciudad, supongo.

Las experiencias nuevas siempre me cuestan darle vueltas a la cabeza y no estaba muy animada al principio. Pero la compañía era mi amor que siempre me dice: «Está controlado, tu confías en mí y si no te gusta se cancela». Me da mucha tranquilidad.

Al lado de la playa el sonido del mar día y noche es relajante, agradable, se te mete por los poros de la piel y te hace volar como las gaviotas. Mirar su color cambiante y la espuma de las olas es algo en lo que poder detenerte todo el tiempo del mundo. Despertar, mirar por la ventana y sin ni haberte levantado contemplar su grandeza. Para una mujer nacida tierra adentro, que lo vio por primera vez con 11 años, resulta una invitación a contemplar esa brava a veces y otras dulce naturaleza.

Llevo 3 meses así. La pandemia de COVID-19 no está ni estaba para plantearse otras aventuras y ha hecho que el camping esté menos ocupado, para mi en particular una ventaja. Tanto es así que me resisto a regresar a la ciudad ahora que la DANA nos hizo bajar de la duna a otro lugar con árboles, más resguardado y con el mar igual, aquí al lado.

Los perros han tenido su cambio también, siempre en la calle. La perra, con 8 años, ha aprendido a recoger la pelota que le tiramos, a nadar por primera vez entre olas buscándola y bucear. ¡Si pudiera hablar esta loquita que llora cuando oye a una lorita de otra parcela, anhelando verla toda enamorada del pájaro!. Tiene sus agapornis y prefiere lo imposible, así es ella. El perro es diferente, se tumba, sólo se moja las patitas en el agua, sale a saludar a las personas que pasan por la calle, mucho más tranquilo. Deseoso, de vez en cuando, de subir a la caravana a echar una siesta, en casa resguardado.

Hemos hecho actividades, como compartir con familiares y amigos. Una escapada para, por primera vez, probar lo que es bucear con botella. Siempre me había preguntado cual sería la sensación de respirar así, aire de un aparato en lugar del normal. Es genial, cuando inhalas sin ningún esfuerzo y exalas ese montón enorme de burbujas.

¡Lo que es la adrenalina!. Al ir en la barca neumática al lugar de buceo iba muerta de miedo por la velocidad, lo mismo al echarme al agua antes de ponerme la botella. Pero la adrenalina se acaba y ahí empieza lo bueno: Bajar tranquila sujeta por el monitor, ver el fondo que está a 8 metros, tocar ese verdor, ver peces de todos los colores y tamaños. El tiempo se detiene, no hay nada más que ese lugar y momento. Esto me hace pensar en la atención consciente del mindfutness sobre la que estoy leyendo.

Se oye el movimiento de las hojas de los árboles y el mar. Siempre el mar, la mar, como diría el poeta. Apenas alguna voz lejana. Se respira tanta paz que una se siente tentada de no volver a la realidad, de quedarse para siempre en este oasis de juegos en la tablet, lecturas, televisión a la carta gracias a la tecnología, meditación, mirarse por dentro sin hacer nada, fumar un cigarrillo con una cerveza 0,0… Esperar su vuelta con las anécdotas del trabajo.

Aún en esta situación de vivir sin trabajar, porque la vida lo dispuso así, el lunes recomienza la vida urbana con las clases de música, el deporte, las citas médicas y veterinarias, el relleno habitual del que he estado exenta tres meses. Esto es como perderse en un lugar paradisíaco… sin ni salir de la provincia, cerca, muy cerca.

Saben vivir estos pocos extranjeros o españoles que están aquí ni se sabe por cuanto tiempo. He tenido el verano más bello de mi vida entera.


Y pasó un tiempo desde lo escrito hasta aquí.

Es otoño, 27 de octubre. Me afecta el cambio al horario de invierno, la disminución de horas de luz diurna. El estado de ánimo se baja y hemos decidido pasar la semana en este lugar porque me sienta genial.

Hoy acabo de dar un paseo, dentro de la soledad de las mañanas. Fumaba un cigarrillo frente al mar. No hay gente casi, sólo privilegiados, la mayoría alemanes.

Mi alma dice para sí en ese momento:

«El mar me habla, me dice que el puede con ese virus.

Los gorriones revoloteando me hablan, me dicen que son la naturaleza que sigue viva.

La soledad me habla, me dice que puedo hacer o dejar de hacer mis actividades porque no pasa nada.

Mi caravana me habla, me da la seguridad de no necesitar reunirme con la gente.

Mi mente me habla, me dice que vivir así, sencillamente, sin necesitar transgredir las normas de contención de la pandemia, cómoda en cualquier restricción, es estar más equilibrada de lo que creo. No necesito bares, fiestas, cercanías, peligros.

Mi corazón me habla, me dice que esperar su vuelta del trabajo es, en esta paz, la alegría de ser como mis perros, cariñosa, loquita, sencilla, saltarina y expresiva.

No necesito nada más.»

LOS DÉFICITS COGNITIVOS EN LA DEPRESIÓN MAYOR

Acabo de leer un artículo interesante. Sabiendo que esta enfermedad afecta a la atención y la memoria en los casos crónicos o con muchos episodios, habla de la percepción del enfermo.

Estudio

Es curioso que el estado de ánimo, el síntoma que más conocen de la depresión las personas en general, afecte a la inversa a como percibe el enfermo sus problemas cognitivos.

Cualquiera pensaría que, viendo el mundo desde un estado triste y sin alicientes, la persona se vería peor en todo. La autoestima es más baja. Pues realmente se acercan a saber su estado real.

Cuando el enfermo recupera su estado de ánimo normal, al igual que cualquiera, espera la recuperación completa de todo lo que le ocurre. Y así es en los primeros episodios, tras unos meses de depresión.

El enfermo depresivo de larga evolución sin embargo no recupera su función cognitiva completamente y, cuando no tiene la sintomatología grave de la enfermedad, cree que las recupera más de la realidad. Si está en una crisis su menor problema es si su atención o memoria están bien o mal. Si no está en crisis no se ve claramente a sí mismo, quiere ir más allá de sus posibilidades.

Los profesionales suelen aconsejar no mirar hacia cómo se era antes de enfermar y es un consejo sabio a tener en cuenta. ¿Para qué ponerse metas perfeccionistas e irreales? Un enfermo que se exija a sí mismo por encima de sus posibilidades está mas predispuesto a tener una recaída.

Cada enfermo es un mundo, es diferente. Lo importante es optimizar sin pasarse y sin no llegar. Una vez recuperado el ánimo normal el resto hay que verlo con tranquilidad, saber donde están los límites personales y hacer con ellos lo que se pueda. Creerse más sano de lo real hace autoexigirse demasiado. Si la vida es algo más caótica, si se cansa más con las mismas actividades, si le cuesta llevar sus iniciativas con constancia, hay tres actitudes posibles:

– Querer ser sano, no aceptar los límites, la negación, esforzarse hasta tener una mayor percepción de discapacidad y acabar recayendo porque no se puede. Parece ser lo frecuente en los depresivos con síntomas afectivos en remisión.

– Demorar, la conocida como procrastinación, porque ya que hay que esforzarse tanto la inhibición aparece. No hacer nada evita ver las limitaciones pero aisla socialmente y también predispone a la recaída.

– La aceptación de la enfermedad, no es necesario estar al 100% para ser feliz. Medir el esfuerzo desde el autoconocimiento. Rodearse de personas positivas y comprensivas, que puedan entender cómo apoyar y estimular al enfermo para que se mueva en el justo medio. Se pueden hacer cosas, muchas cosas, pero al paso adecuado y si hacen falta descansos tomarlos. No agobiarse mejora la ansiedad y esto a su vez mejora el rendimiento. Si se llega al 80% porque ahí está el límite perfecto, si al 50% por lo mismo igual de perfecto. Habrá quien podrá trabajar, quien no, quien sea autosuficiente, quien no. Si se ha hecho lo posible con la medida justa es un logro. Cualquier persona que sepa llevar con sensatez una enfermedad grave, seguir un tratamiento adecuado, resistir los problemas de la estigmatización, pedir y aceptar ayuda, echarle una sonrisa a un demonio (en el sentido de lo duras que son) es un valiente y es muy fuerte.

A las personas sanas habría que decirles que no tengan miedo de tener un enfermo en su vida, porque no van a sufrir más como muchos ignorantes creen. Lo que van es a aprender a vivir más intensamente, a ser más valientes y da igual si el enfermo es físico o mental, no hay tanta diferencia. Las etiquetas las ponemos los médicos para aclararnos, no para discriminar a unos u otros.

EMERGENCIA CLIMÁTICA Y DE CALIDAD HUMANA

Se está hablando mucho de la Cumbre del Clima que se celebrará en Madrid próximamente, porque no se ha podido hacer en Chile como estaba previsto. Y la Unión Europea ha declarado la Emergencia Climática.

Tal vez sea una incrédula, porque no creo que salga nada de ella como ha ocurrido hasta ahora, que no sean consejos a las personas individuales y noticias en los medios de comunicación.

Consejos para los ciudadanos cuando el mayor contaminante del planeta es China, y Estados Unidos pasa bastante del tema. Luego nos dicen que las vacas son grandes fuentes de CO2. ¡Pero si desde que empezó la ganadería en la prehistoria hay montones de vacas! Eso sí, te vas a sentir peor, si haces caso, cuando te tomes un vaso de leche, cosa que haces desde que naciste. Porque a mí empezaron a darme leche de vaca pura desde que tenía 3 meses, bajaba peso con la leche de mi mamá. Era un pueblo y la vida muy natural.

Comer carne contamina y nos dicen «háganse veganos», que está muy de moda y lo publicitan como lo más sano. Menos problemas cardiovasculares, en efecto, y más hemorragias cerebrales, también. He leído estudios al respecto.

Las medidas las han de tomar las grandes multinacionales, los grandes multimillonarios, las empresas tradicionales, los estados desde sus legislaciones. Los ciudadanos de a pie somos las víctimas, que caemos en el consumismo y somos manipulados para pensar y vivir como quieran otros, que inventaron está forma de vivir rentable para ellos.

Soy pesimista, las medidas serán mínimas y llegan tarde. Me basta ver lo rápido que se reduce el casquete polar ártico para saberlo.

Lo primero para poner la solución a un problema es ver cómo se ha originado, las causas. Parece ser que es la Revolución Industrial. ¿Desindustrializamos y volvemos a vivir como antes de ella? Sería la mejor solución si, por ejemplo, ante una infección bacteriana usamos antibióticos. Es la lógica.

Lo que ocurre es que algunas personas vamos más allá. Las personas hemos perdido mucha humanidad. Ayer, hablando con una señora de más de 80 años, me decía que había sido muy feliz con su marido mientras había vivido. Recordaba la celebración de las bodas de oro y se le iluminaba la cara. Solamente pude decirle que me daba mucha envidia sana, porque ahora nada dura tanto. Se ha perdido mucha calidad humana, las personas han cambiado, no sé si es efecto del cambio climático o el cambio climático es efecto de esta otra emergencia.

¿Hay cumbres para estudiar la emergencia en calidad humana? En este siglo XXI está disminuyendo muy deprisa. Las relaciones humanas son mucho más superficiales y la empatía escasa.

Una amistad me contaba un cruce de palabras en WhatsApp:

– Hola ¿Cómo te va? – Recibió después de tiempo sin conversación.

– Bien. Lo que pasa es que mi madre murió hace un mes y no me hago a la idea de que no la voy a volver a ver. Me es difícil superarlo. – Escribió esta amistad.

– Vale, eso es una cosa que se tiene que encajar – y fin de la conversación.

No sé qué sacareis vosotros de esto, yo varias cosas: Se te pregunta cómo estás para que digas «estoy muy bien, me divierto y salgo mucho de fiesta, soy feliz». Como estés de verdad importa un bledo, es más, si dices de verdad que no estás bien, la respuesta «Vale» ya dice mucho. Es una expresión de falta de empatía total, equivalente a «paso, tu respuesta es incorrecta», denota falta de cultura en la forma de expresarse y… el resto de la respuesta es más de lo mismo: «encajalo que tienes obligación de estar bien y como no lo estás fin de hablar».

Mi última pareja me dejó porque yo estaba llorando al tener un problema. Y lo hizo por WhatsApp, que es como se hace ahora, te digo adiós y te bloqueo. Recuerdo el párrafo: «Si tu tienes tiempo de ir ayudando a la gente, yo no. Cuando salgo de trabajar sólo tengo tiempo de ser feliz».

No se trata de niños sino personas de más o menos 50 años.

Necesitamos más seres humanos como esta sabia señora

La OMS dice que la depresión y resto de enfermedades mentales van en aumento. Son enfermedades caracterizadas por el sufrimiento. En paralelo a esta realidad, el deseo de solamente compartir los momentos buenos y divertidos, con huida y distanciamiento en los malos y tristes, también aumenta. La obligación de ser feliz permanentemente y sino aparentarlo.

Todos solidarios de boquilla, con los lejanos. Aunque tras ver los resultados electorales últimos de España, se ve la caída en calidad humana reflejada: demasiado rechazo a las migraciones, los refugiados, los diferentes, porque también son problemas y no, de eso no se quiere ver nada.

¿Este cambio climático es la causa o la consecuencia? ¿O es casual que ambas cosas se estropeen y empeoren a la vez?

No lo sé, sí que incluso una psicóloga me decía no hace mucho:

– Estamos preparados para ser fisonomistas y toda mi vida he acertado, al ver una mirada, que había a grandes rasgos dentro de una persona. Desde hace unos 20 años eso no me sirve, la gente ha cambiado, ha aprendido a mentir muy bien hasta en el lenguaje no verbal.

Las buenas personas que conozco van por la vida con mucho miedo a las relaciones humanas verdaderas, las que van más allá de la superficie. Y tenemos un mundo con cada vez más número de personas que viven solas, con el aumento rápido de la cantidad de mascotas… Porque ellos son de fiar. Ese cambio humano a perder calidad no les afecta, son como siempre, eso sí, con el mismo problema: Que sean alegres y sanos, porque sino pueden ser abandonados, igual que las personas.

Quiero una cumbre de Emergencia de Calidad Humana. También urge.

DEPRESIÓN MAYOR, LA ENFERMEDAD MAS DISCAPACITANTE DEL MUNDO: SUS SÍNTOMAS

Es común escuchar en alguna conversación callejera una especie de competición en la que una persona dice el número de intervenciones quirúrgicas que le han hecho y los puntos que le han dado. Otro responder que él tiene más intervenciones y más puntos. O contar -yo tomo 12 pastillas al día- y otro -yo 20-. Suelen ser personas de cierta edad, las que ya tienen historia.

También ocurre lo contrario, presumir de estar completamente sano y casi sentirse vacunado para seguir así en el futuro. No voy a soltaros el rollo que dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) de qué es estar sano. Creo que simplificar es bueno y quién no tiene enfermedades, molestias, se siente bien y sin tratamientos, está sano. Así de simple. Porque también quién tome una pastilla diaria para regular el colesterol, por ejemplo, dirá que está sano, se siente bien, aunque sus arterias no estén perfectas. O lo vemos así o nos quedamos sin sanos en las personas de más de 40 años, y la salud tiene que ser mayor que la enfermedad en número o ya empezamos siendo pesimistas de salida.

¿ES UNA ENFERMEDAD COMO CUALQUIER OTRA LA DEPRESIÓN?

Es frecuente que personas en un momento triste, por un mal acontecimiento en su vida, digan que están deprimidos. Es algo coloquial que perjudica porque la depresión y la tristeza no son lo mismo no de lejos. Esa forma de hablar hace que la ignorancia, por la universal falta de educación sanitaria, lleve a muchas personas a creer que la depresión no es una enfermedad sino una actitud negativa ante la vida. Si cambias tu forma de pensar eso se te pasa, dicen. Estar triste y llorar por algo desagradable, un duelo, tristezas proporcionales a lo que las causa son normales.

Muchos ignorantes van más allá y animan al verdadero enfermo de Depresión a dejar el tratamiento con fármacos y la psicoterapia. Esta última es que ni saben qué es, creen que es gastar dinero en que alguien te escuché como si fuera un amigo. Habla con los amigos, sal de fiesta, sonríe y acabado el tema porque la depresión no existe para ellos. Gran barbaridad. Os voy a poner un ejemplo de un blog que sigo y que, con posterioridad a la elaboración de esta entrada, vanaliza sobre la depresión y su tratamiento. Al leer esto escribí una respuesta llamando la atención, como médica, a que era incorrecto su enfoque y ni se ha publicado mi respuesta ni retirado la entrada. Pero nos sirve para ver el estigma de la negación de esta enfermedad https://decretosmetafisicosyosoy.com/2019/11/06/si-tienes-algun-conflicto-emocional-los-mejores-antidepresivos/

La realidad es que 350 millones de personas tienen está enfermedad, la OMS ya dice que es la enfermedad más discapacitante por el número de afectados y como las demás enfermedades mentales, el número de enfermos va en aumento en todo el mundo. En 2030 será la primera causa de morbilidad.

Las cifras de la depresión son espeluznantes. Si está enferma entre el 8% y 15% y aumenta la mortalidad prematura (antes de lo previsto, más claro, son suicidios) en un 7%, calculad vosotros la gravedad de esta enfermedad.

¿Qué es una depresión? Eso tan frecuente y tan desconocido, aunque muchos dicen que la han tenido sin ser cierto, porque no saben qué es.

Hay clasificaciones de enfermedades para que los médicos nos aclaremos. Se usan internacionalmente la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE de la OMS, que es de todas las enfermedades y la depresión está igual que la diabetes, la cirrosis hepática o la insuficiencia renal. ¿Habéis oído alguna vez que le digan su familia o amigos a un enfermo que necesite hemodiálisis que se anime, se mentalice, que no piense en el pasado y mejorará su riñón hasta no necesitar ningún tratamiento? El enfermo de depresión tiene que aguantar eso, que niega su enfermedad, casi a diario. Parece raro porque estar enfermo y que crean que te montas mal la vida o que es pereza… te pone más enfermo, es cruel. Y lleva a que la mitad de enfermos no hagan tratamiento, la intenten esconder y como no es posible ocultarla hay más suicidios y personas que acuden a las drogas ilegales.

Hay otra clasificación norteamericana que es de enfermedades mentales solamente y es la que utilizan la mayoría de médicos especialistas, los psiquiatras.

Es el llamado DSM-V (la van actualizando y van por la quinta)

Los criterios de Depresión Mayor, para su diagnóstico, en el DSM-V son los siguientes:

  1. Para poder determinar la aparición de un trastorno de depresión mayor, cinco (o más) de los siguientes síntomas deben aparecer al mismo tiempo durante dos semanas, representando un cambio en el modo de funcionar que tenía la persona que se aprecie en el estado de ánimo deprimido, o bien, en la pérdida de interés en las cosas, de motivación o placer:
  • Debe apreciarse un estado de ánimo deprimido gran parte del día, en casi todos los días. (Estar muy triste, aclaro)
  • Se aprecia una disminución del interés por las actividades que solían generar dicha emoción, durante casi todo el día, la mayor parte de los días.
  • Se produce una pérdida o aumento de peso.
  • Alteraciones en los hábitos del sueño, como insomnio o hipersomnia, casi todos los días.
  • Uno mismo y su entorno observan una mayor agitación o disminución psicomotora, casi todos los días.
  • La persona se siente fatigada y/o con falta de energía, casi todos los días.
  • Aparecen sentimientos de culpabilidad y de inutilidad excesivos.
  • Dificultad para mantener la concentración o para tomar decisiones.
  • Aparecen pensamientos relacionados a la muerte de forma recurrente, que pueden ser ideaciones suicidas sin un plan determinado por llevarlo a cabo, intentos de suicidio o meditaciones previas para llevar a cabo el suicidio.

También se deben cumplir los siguientes criterios:

  1. La aparición de los síntomas generan un elevado malestar que genera un deterioro en las diferentes áreas en las que se encuentra la persona, como laboral o social. (No puede seguir su vida normal de trabajo y actividades)
  2. Los síntomas no pueden estar relacionados al consumo de una sustancia, a un efecto fisiológico o a una enfermedad médica.
  3. El episodio depresivo no concuerda mejor con un diagnostico del trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, esquizofreniforme, un trastorno delirante u cualquier otro trastorno no especificado de entre los trastornos psicóticos.
  4. Nunca se ha dado un episodio maníaco o hipomaníaco.
Vamos a ir viendo las cosas que le pasan a un enfermo de Depresión Mayor y no son simplemente estar triste (lo que creen quienes niegan que sea una enfermedad, una forma de estigmatización)

No hay interés por actividades y cosas que antes sí lo causaban, que gustaban y daba gusto hacerlas con placer. Ahora el enfermo no las hace porque «la depresión le quita el color a la vida» y lo placentero es una carga. Es imposible sacarle alegría a lo que antes la producía. Igual que la anestesia es al dolor lo es la anhedonia a lo que gusta, es no poder disfrutar nada.

El apetito, como suele ir acompañada de ansiedad, aumenta o disminuye, eso se ve en el peso. Es difícil comer sin ninguna gana, se mantiene todo el día y mucho tiempo. Es difícil no comer si se está tan nervioso e incómodo que sólo comer lo calma un poco. Lo mismo para dormir, o el día adormecido por la falta de interés en todo, que pasarse la noche entera en vela. Estas cosas no son voluntarias, se ve claro.

Desde no poder parar quiero por la ansiedad, pero sin utilidad, a no moverse prácticamente en todo el día, porque el primer impulso cuesta tanto esfuerzo como subir una montaña y además físicamente se tiene menos energía y se cansa antes. Ya se va viendo que la supuesta pereza no es tal sino que la enfermedad quita capacidad de hacer cosas. Como no se tiene la misma capacidad de antes el enfermo se ve a sí mismo con peores ojos, se culpabiliza y más si le dicen que no sea un vago. Ese no poder y no hacer cosas lleva a tener tantas dudas que si se toma una decisión se toma mal. Además esa pérdida de interés y la gran tristeza enfocan la atención ahí, en ese dolor y vacío mental, con lo que tanto la atención como la memoria se afectan. El pensamiento se enlentece y se dan muchas vueltas a los que hay, viendo lo negativo aumentado.

La lívido, como cualquier otra actividad placentera, se ve muy disminuida. Puede según la gravedad haber también problemas de aseo personal, no querer ver a los amigos, aislarse, bajas laborales o incapacidad permanente.

No todos los enfermos son iguales, lo hemos visto, pero muchas veces ocurren cosas curiosas: El deprimido suele sentirse peor de ánimo y más cansado por la mañana y a lo largo del día va mejorando. En las personas sanas lo normal es ir cansándose más a medida que transcurre el día, por lo que van trabajando. También a veces hay estaciones del año en que empieza o empeora la depresión, el otoño y la primavera por ese orden de frecuencia.

Algunos enfermos no se curan del todo, mejoran temporadas y se hacen crónicos

Lo habitual en la Depresión Mayor es que sea de aproximadamente un año o algo más de duración (con tratamiento este tiempo se acorta bastante) y luego se vuelva a la normalidad. Eso sí, también puede haber solamente un episodio o que cada cierto tiempo haya otras depresiones.

El Trastorno Depresivo Recurrente es la cronificación, el enfermo no llega a la total normalidad y necesita tratamiento continuado. Hay recaídas más graves similares a los episodios que hemos dicho, entre ellos la situación es moderada o leve.

En los casos crónicos hay mayores problemas de memoria, de atención, una vida menos organizada, menor capacidad de hacer actividades por cansancio y por inhibición, problemas laborales. El estado de ánimo es más frágil, porque lo que más mejora suele ser la tristeza (el único síntoma que creen las personas que niegan la existencia de esta enfermedad). Esa fragilidad anímica yo la explico cómo «Te pica un mosquito y es como si te hubiera pisado un elefante». Pero si se hace un tratamiento correcto dura poco tiempo y se normaliza.

Cómo ayudar a una persona con Depresión En este enlace se presta atención desde al nuevo enfermo para ayudar a que sea diagnosticado y tratado, hasta cómo tratar con una persona que hace tiempo está enferma. No le vas a decir a un diabético mal controlado que se coma un pastel, tampoco le puedes decir al deprimido «Anímate, vete a la discoteca».

Cómo ayudar y no perjudicar Es mejor estar presente, escuchar si quiere hablar, tener paciencia si es repetitivo, acompañarle en los momentos difíciles. A veces querrá contacto y otras se cerrará. Cuando pueda empezar a hacer actividades no está de más sugerirlas pero teniendo en cuenta que no podrá estar al 100% porque es una persona enferma y algo que un sano vea cómo casi nada puede ser un enorme esfuerzo que reforzar.

Por último, si eres una persona enferma de Depresión, intenta explicar a quienes te rodean tus límites, tus ganas de mejorar como cualquier enfermo. (Lógico si la enfermedad es bajar al sufrimiento del mismísimo infierno) PERO UN CONSEJO ÚTIL: Aléjate, por tu bien, de quienes pretendan que funciones totalmente normal estando enfermo y de quienes te crean un loco que no puede razonar o crean que por estar enfermo es más fácil aprovecharse de tí. Son personas tóxicas que inestabilizan la salud. PORQUE UN DEPRESIVO BIEN TRATADO Y BIEN RODEADO SOCIALMENTE PUEDE TENER UNA BUENA CALIDAD DE VIDA. Nadie tiene derecho a estropearle la vida a los demás y todo enfermo tiene derecho a ser reconocido como tal.