GUSTAV KLIMT: DOS CUADROS LLAMADOS «SERPIENTES EN EL AGUA»

SIMBOLOGÍA DEL AGUA Y LA SERPIENTE

El significado espiritual de las serpientes está estrechamente relacionado con la sabiduría, poder y la salud (el caduceo), algunas culturas consideran que representa la fuerza y la superioridad sin igual.

En la mitología griega, Lamia era originalmente una mujer hermosa, posiblemente hija del rey Belo, que se convirtió en amante de Zeus. Tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer.

FREUD Y LA INTERPRETACIÓN ONÍRICA:

El agua, según la teoría freudiana, es la vida. Te sumerges de ella, sales de ella, te da la vida o te ha salvado.

La serpiente para Freud era el símbolo más importante para el órgano sexual del macho, ya que la serpiente está asociada con un poderoso vínculo masculino entre él y una hembra, y que está asociada con sentimientos de «poder sexual» en un sueño, un símbolo de posible fertilidad.

¿QUÉ SIMBOLIZAN LA SERPIENTE Y EL AGUA EN EL ARTE?

La serpiente se convirtió en símbolo de la sabiduría, riqueza, prudencia, fortaleza, salud, convalecencia, longevidad, rejuvenecimiento e inmortalidad.

El agua te limpia, te purifica, te ayuda a deshacerte de lo que no te sirve y, por supuesto, te anima a fluir, a aceptar, a no resistirte, a seguir el curso de la vida.

GUSTAV KLIMT

Klimt en 1887 y 1914

Gustav Klimt (14 de julio de 1862 – 6 de febrero de 1918) fue un pintor simbolista, maestro del retrato modernista, austriaco y uno de los miembros más destacados del movimiento de la Secesión de Viena. Se le sitúa dentro del Art Nouveau.

Klimt se destaca por sus pinturas, murales, bocetos y otros objetos de arte. El tema principal de Klimt era el cuerpo femenino, sus obras están marcadas por un franco erotismo. Además de sus obras figurativas, que incluyen alegorías y retratos, pintó paisajes. Entre los artistas de la Secesión de Viena, Klimt fue el más influenciado por el arte japonés y sus métodos.

Al principio de su carrera artística, fue un exitoso pintor de decoraciones arquitectónicas de manera convencional. A medida que comenzó a desarrollar un estilo más personal, su obra fue objeto de controversia que culminó cuando las pinturas que completó hacia 1900 para el techo del Gran Salón de la Universidad de Viena fueron criticadas como pornográficas. Posteriormente no aceptó más encargos públicos, pero logró un nuevo éxito con las pinturas de su «fase dorada», muchas de las cuales incluyen pan de oro.

A principios de la década de 1890, Klimt conoció a la diseñadora de moda Emilie Louise Flöge (hermana de su cuñada) que sería su compañera hasta el final de su vida. Su pintura, El Beso (1907-08), se cree que es una imagen de ellos como amantes. Ella diseñó muchos trajes que Klimt utilizó en sus obras.

Mientras trabajaba y se relajaba en su casa, Klimt normalmente usaba sandalias y una bata larga sin ropa interior. Su vida sencilla fue algo enclaustrada, dedicada a su arte, su familia y poco más excepto el Movimiento Secesionista. Evitaba la sociedad de cafés y rara vez socializaba con otros artistas. La fama de Klimt solía atraer clientes a su puerta y podía permitirse ser muy selectivo. Su método de pintura fue muy deliberado, minucioso a veces y requirió largas sesiones de sus sujetos. Aunque muy activo sexualmente, mantuvo sus asuntos discretos y evitó el escándalo personal.

Klimt escribió poco sobre su visión o sus métodos. Escribía principalmente postales a Flöge y no llevaba un diario. En un escrito poco común llamado «Comentario sobre un autorretrato inexistente», afirma «Nunca he pintado un autorretrato. Estoy menos interesado en mí mismo como sujeto de una pintura que en otras personas, sobre todo mujeres … No hay nada especial en mí. Soy un pintor que pinta día tras día de la mañana a la noche … Quien quiera saber algo de mí … debe mirar atentamente mis cuadros «.

7 cuadros imprescindibles de Klimt

KLIMT Y LAS MUJERES

Las mujeres irreales de Klimt plasman el miedo que el artista y sus congéneres poseían sobre la mujer del momento. Ella es la que puede destruir el patriarcado, pero también la que puede acabar con el hombre, esta fuerza destructora femenina se encarna en un erotismo y sexualidad que será clave en el artista. Para el pintor, el arma de la mujer es su cuerpo, es ella misma, y ahora que es consciente de ello puede aniquilar al hombre.

Consiguió transmitir en cada uno de sus cuadros la superioridad erótica de la mujer. La mujer tiene una presencia absoluta en toda la obra de Klimt que aparece como protagonista de su tiempo.

Son ellas las que mandan, en el siglo XIX, contra la represión sexual y de todo tipo del patriarcado.

Klimt y las chicas

Vemos en el siguiente vídeo mujeres de rostro serio, fuertes, empoderadas, con gestos femeninos en las manos. Nos dan la sensación de independencia.

LOS DOS CUADROS CON EL MISMO NOMBRE

“Serpientes de Agua I” (1904) y “Serpientes de agua II” (1904-1907) son dos obras del pintor simbolista austriaco Gustav Klimt. Por algo les daría el mismo nombre, tal vez porque quería decir lo mismo en ambos, aunque sean muy diferentes.

Esbozaremos las similitudes con otros cuadros del mismo pintor, que parece dar visiones parecidas en al menos 5 de sus obras (contando los 2 que nos ocupan), que son las mujeres como serpientes y además dentro de agua. Como veremos más tarde en un sexto cuadro posterior, Amigas, ya no hay agua (que protege) ni serpientes (fuerza, simbolismo masculino). Es la evolución dentro de la mente de Klimt de la mujer como la pulsión sexual, la parte femenina de su propia personalidad de hombre y el reflejo de la mujer en su época de finales del siglo XIX e inicios del XX.

Serpientes de agua I , mostrada en la Galeria Mietke de Viena en 1907 por primera vez y expuesta en 1911 como Las hermanas en el pabellón austriaco de la Exposición Internacional de Roma, fue realizada con acuarela, temple y aplicaciones de hojas de oro y plata sobre pergamino. Semejante despliegue técnico está al servicio de un tema que por aquellos años suscitaba un gran interés: el amor y la sensualidad entre mujeres. Dentro de la trayectoria de Gustav Klimt Serpientes de agua constituye una de las interpretaciones en torno a un motivo, la amistad femenina, presente tanto en su producción anterior (Peces de plata y Peces de oro en vertical, Agua en movimiento en diagonal) como en las realizaciones posteriores.

Peces de plata (1899)
óleo sobre lienzo 82 x 52 cm
Zentralparkasse, Viena
Peces de Oro (1901-1902)
Óleo sobre lienzo, 150 x 46 cm.
Colección particular.

Teniendo en cuenta que nos hallamos en la Viena de Sigmund Freud y sus teorías psicoanalíticas sobre las pulsiones eróticas procedentes del inconsciente que se esconden tras la represión de la conciencia, y puesto que lo que se representa es el baile sinuoso de dos criaturas acuáticas que, según la tradición, son de posible naturaleza hermafrodita. La lectura de la obra puede ser doble, según los expertos, respectivamente: por un lado la representación o materialización del puro instinto de esas fuerzas incontrolables que habitan en el subconsciente empantanado de nuestra mente; por otro, el fluir sutil y el erotismo entremezclado de la sexualidad femenina.

Ambas interpretaciones se ven envueltas por una atmósfera oniríca lograda tanto por el empleo de diversos fondos decorativos, que en la relación de unos con otros generan una sensación de profundidad acuática, por los cuerpos de forma estilizada que vemos.

Serpientes de agua II , tiene la técnica de óleo sobre lienzo y otras características diferentes de su primera versión. Permite establecer una comparación más evidente con el temprano Agua en movimiento (1898) por la desintegración horizontal en la que están los cuerpos de las mujeres mientras fluctúan serenas, adormecidas, con unas ondas del agua que enredan sus cabellos entre algas doradas y flores de intenso colorido. El erotismo que desprenden las dos versiones definitivas de Serpientes de agua  es más que evidente en los estudios y bocetos en los que el único motivo compositivo es la sensualidad de la mujer, sola o en pareja.

Agua en movimiento (1898)

SERPIENTES EN EL AGUA I

Serpientes de agua I (1904 retocado en 1906-1907)


Técnica mixta sobre pergamino, 50 x 20 cm. Vertical.
Viena, Galería museo Belvedere.

La obra posee un carácter preciosista. Klimt la realizó sobre pergamino, utilizando acuarela, temple y pan de oro y plata, y pidió a su hermano Georg, como en otros casos, que le repujara un marco en plata cincelada.

El pintor representa una nueva variación sobre el tema acuático donde domina lo decorativo, aunque la idea del movimiento flotante se mantiene en la ondulación de las líneas. La connotación marcadamente sensual de las versiones anteriores ha desaparecido, dejando paso a una atmósfera soñadora.

Las dos figuras, antinaturalmente alargadas, devienen elemento ornamental; Hevesi observaba que «el cuerpo humano ha sido utilizado como única materia prima para las formas de una alegre fantasía». Y añadía: «Es de nuevo una escena de mosaico, pero enriquecida por la atención prestada al movimiento de las plantas».

En 1903, Klimt había estado dos veces en Rávena y Hevesi habla de bizantinismo en relación con sus cuadros de esta época, donde el oro es protagonista y cada centímetro de la superficie se llena de pequeñas figuraciones, como si el artista estuviese componiendo las teselas de un mosaico.

Este cuadro es un perfecto testimonio de ello: bulle de resplandores y de detalles diminutos, que se entrecruzan, se superponen y se transmutan unos en otros sin solución de continuidad.

El abrazo de las dos mujeres pierde en el conjunto toda connotación sexual y adquiere una naturaleza de friso antiguo. En la reelaboración del cuadro desde su primera formulación, Klimt acentuó justo este aspecto.

Originariamente se evidenciaba la delgadez de los dos cuerpos, los huesos, dando una sensación de sufrimiento. En la versión definitiva, las figuras casi parecen elementos vegetales. Los cabellos y algas, peces y cuerpos están estrechamente emparentados y Hevesi pudo anunciar que nuestro tiempo hiperartístico ha encontrado un nuevo modo de expresión.

SERPIENTES EN EL AGUA II

Serpientes de agua II (1904, retocado en 1906-1907)
Óleo sobre lienzo, 80 x 145 cm. Horizontal.
Colección particular.

En Agua en movimiento (obra previa con similitudes) había seres siniestros (amenazas) y mujeres sin contacto físico, inertes, en ondulación que manifiesta movimiento como su nombre indica. Es una espera sexual pasiva. Ya hay agua como pureza y protección.

La segunda versión de Serpientes en el agua, realizada en 1904 y re-elaborada tres años después, acentúa el carácter sensual del que la otra había sido parcialmente depurada. La composición se organiza ahora en horizontal. En la superficie, como en un friso, se alargan los cuerpos de las modernas sirenas.

Cuatro figuras de mujer llenan la superficie, entrelazándose con las algas, a su vez confundidas con las masas de cabellos, claro símbolo erótico.

Klimt da a la representación un explícito sentido sáfico: mientras que una «ondina» flota dormida dando la espalda al observador, los rostros de otras dos se acercan en íntimo susurro. La figura en primer plano establece contacto con el exterior invitándonos con la mirada a participar en la atmósfera lasciva del cuadro y se retira el cabello del rostro con la mano.

También en este caso el espacio del lienzo es casi sofocado por la superposición de infinidad de detalles y Klimt se vale de la técnica de adición del mosaico, si bien renuncia al carácter de joyero preciosista del cuadro anterior.

Hevesi destacaba la carga sensual de la obra, que no dejó de molestar al público de la XX muestra de la Secesión, observando que «estas criaturas marinas no hacen nada más que dar volteretas y ondular en curvas flexibles».

Ponía además de manifiesto el acento onírico de la obra, referido al carácter ilusorio de la tentación del amor: «Quizá antes era simples ondas, ahora son seres nacidos del agua, pero dentro de cinco minutos volverán a desvanecerse».

En los años finales del siglo XIX se produce una reinterpretación del papel de los sexos, produciéndose una fuerte revalorización de lo femenino denominada «autofeminización» que indica «la aceptación de la femineidad por parte del hombre» en palabras de Sylvia Eiblmayr. Esto provocaría que la imagen masculina desapareciera de la pintura para ser monopolizada por la figura femenina. Entre los artistas que lideran esta «autofeminización» encontramos a Klimt como figura destacada, al mostrar el «mundo con forma de mujer«. Según Carl E. Schorske se trata de la «revuelta de Edipo». Un excelente ejemplo de esta espinosa cuestión filosófica sería el lienzo que contemplamos, protagonizado por mujeres entrelazadas en un mundo lésbico. Así los cabellos de las mujeres se entrelazan con las algas marinas y las florecillas, acentuando la sensualidad de sus bellos y estilizados cuerpos. El pintor vienés recurre a los mosaicos bizantinos, fuente para la apariencia decorativa que envuelve la composición, sintiéndose atraído por las composiciones que decoran las paredes de las iglesias de Ravena. Ese bizantinismo también se manifiesta en los colores e incluso en la ausencia de perspectiva, tendiendo a la bidimensionalidad. El resultado es una obra cargada de erotismo en la que las líneas curvas dominan, apreciándose la facilidad para el dibujo demostrada por el maestro a lo largo de toda su carrera.

También se conocen los cuadros de Serpientes en el agua como Amigas a causa de las similitudes que en numerosas ocasiones se les han encontrado, como la primera versión del tema, respecto al posterior cuadro Las amigas ( 1916 -1917).

Las Amigas (1916-1917)

MI INTERPRETACIÓN SIN SABER DE ARTE

SERPIENTES EN EL AGUA I

Descripción: Dos mujeres están juntas, se ve el pecho y el rostro serio como dormido de la que abraza a la otra, que está detrás de la abrazada pero llena más la obra aún estando estilizada y sin vérsele más que la espalda o lateral izquierdo (por la curva que se ve). Hacia abajo cubre a la que abraza. Están vestidas de cintura para abajo. Podría intuirse una concha ondulada detrás de la mujer que abraza. Un pez azul abajo, una gran anaconda detrás, algas de oro abajo y verdes arriba. Dos espirales sueltas y muchas mas en lo que parece ser una concha, muy frecuentes en la obra de este pintor.
Predominan el ocre (piel), oro y amarillo, gris de fondo, algo de azul y mínimos verdes.

Dentro del estilo lujoso y detallista muy propio del autor, que denota su peculiar personalidad única, totalmente reconocible, interpretemos la obra:

Vemos el cariño entre dos mujeres. Se intuye una tímida sensualidad (el cabello está suelto pero cubre el cuello). Una abraza a la otra. La que abraza, delante, va hacia abajo desapareciendo detrás, en una torsión. Es como una unidad en la dualidad, un baile de contacto, son un conjunto cerrado en el girar. Nos enseñaría que las mujeres como unidad se empoderan, es lo que domina la escena. Es un fluir lento (están dormidas). Tienen detrás el fuerte dominio masculino (la enorme anaconda).
El agua, el pez, las algas, los colores azul y verde, son la vida en su curso alrededor, el fluir natural de la evolución del mundo puro y limpio.

SERPIENTES EN EL AGUA II

Descripción: Cuatro mujeres, dos vestidas al fondo, una con cabello oscuro y ropa oscura, lleva la boca tapada hasta la altura de la nariz. Otra pelirroja y con vestido más vivo, rojizo. Dos totalmente desnudas delante. Llevan flores en el pelo, largo y suelto. Hay algas oscuras y flores por toda la obra excepto sobre la piel desnuda. No se abrazan, reposan en horizontal, las vestidas en un como cuchicheo. La desnuda boca abajo que nos mira sensualmente.

Dentro del estilo detallista y lleno de color, muy propios del autor, que denota su peculiar personalidad única, totalmente reconocible, interpretemos la obra:

La mujer es la imagen de sí misma y de su sexualidad plena (desnudez), que es lo que primero se aprecia sobre el resto de la obra. Los vestidos refuerzan la feminidad en este cuadro. Hay mucha sensualidad (cabellos sueltos y libres)
La primavera de la belleza (flores) es una representación del alma, son un símbolo del amor y la armonía. Al ser de varios colores son mujeres de mente abierta, positiva, adaptable, flexibles.
No hay gestos cariñosos entre las cuatro damas, es la autoafirmación individual sexual femenina y con diversidad entre ellas, teniendo en cuenta las mujeres que hacen de fondo. Aumenta al doble el número de mujeres que en el cuadro anterior, denota el reconocimiento del aumento de fuerza (pues siguen siendo serpientes aunque no lo parezcan tanto, al ser menos estilizadas), con una vida alrededor (agua) limpia y pura. No hay amenazas, la amenaza masculina ya no se ve en aras de la feminidad (la anaconda es sustituida por los vestidos) al estar vestidas enteras. La invitación visual es una provocación sensual a formar parte de la escena, el inicio de un encuentro lésbico, pues no hay figuras masculinas.
Son más libres y fuertes. Posiblemente el artista ha descubierto mas su lado femenino y lo aflora. Este cuadro es mucho mas sensual que el I, aunque también más individual, con mujeres más inconexas, más independientes, pero muy cercanas y es mas afirmativo de la mayor importancia femenina, los avances en la búsqueda que la mujer tiene de empoderamiento.

NOTA: Es el preludio de Las amigas, dos mujeres que juntan autoafirmación, sexualidad (desnuda) y la feminidad (vestida). Se encuentran en el punto de vivir un cambio muy positivo en su vida (pájaros de bellos colores), que es ser una pareja lésbica. Hay alegría, amor, pasión, sensualidad y deseo (arriba hay una rosa roja). Se siente excitación y felicidad (color rojo), plenitud.

RESUMEN:

Klimt nos expone en estos dos cuadros dos aspectos de las mujeres:

1. Mujeres luchadoras frente al dominio patriarcal, la rebeldía en común da poder.

2. El disfrutar todos los aspectos como mujeres fuertes y especialmente el sexual, con feminidad, independencia, libertad e invitación al espectador.