DORMIDA SUEÑO, COMO TODOS

Los sueños… Ese momento donde todo es posible, la mezcla de la realidad y la fantasía, nuestra dimensión y las demás. Son una de las partes de dormir, en la fase de movimientos oculares rápidos, llamada MOR o en su traducción inglesa REM.

No quiero repetir lo que ya está en la Red y explica a qué nos estamos refiriendo La fase REM del sueño

«La naturaleza no hace nada porque sí. Si soñamos unas dos horas cada noche debe de servir para algo importante desde el punto de vista evolutivo y adaptativo.» Párrafo sacado de este bastante riguroso artículo, imprescindible de leer El enigmático mundo de los sueños

Todos los seres humanos soñamos. Nuestros perros sueñan y es de lógica que lo harán muchas especies animales.

Todo lo que ocurre en los sueños, por raro que sea, es normal y no significa ninguna enfermedad mental, es un mundo libre en ese aspecto.

Hay sueños frecuentes en muchas personas y otros que no lo son tanto. Es curioso que a veces no los contamos como si fueran a desnudar nuestro yo interior, a quitarnos las máscaras sociales usadas en la vigilia.

Prueba a buscar el significado de algún sueño tuyo. Verás montones de interpretaciones distintas en las diferentes páginas. Científicamente demostrable ninguna, aunque algunas son la base de escuelas enteras de psicología. También hay intentos esotéricos de explicarlos. La interpretación de los sueños nos interesa y no es posible hoy por hoy. ¿Aproximaciones? Puede ser, más como no se pueden demostrar, contar los sueños no da muchas pistas de ese interior desenmascarado.

Hay sueños recurrentes, que tienen parecido entre ellos, y son los que a mí me resultan más interesantes. Porque la mayoría de veces soñamos cosas del o de los días anteriores a ellos, como un cierre de ese tema. Yo creo que nuestro cerebro con ellos hace una tarea de limpiarse, descansar y desechar. También es una conjetura sin base científica. A veces hay que filosofar, con nuestra lógica, y dejar algo de lado a la ciencia incompleta que no abarca toda la realidad.

En mi caso hay 3 sueños recurrentes, uno de ellos es una verdadera pesadilla, aunque ninguno es agradable.

LOS TELÉFONOS IMPOSIBLES:

Fotomontaje hecho por mí

El teléfono pegado a un techo muy alto sin poder alcanzarlo, o sin números, con lo que no se puede marcar, o roto, con el cable o la línea cortados, a veces al otro lado de un camino que precipita al vacío. No recordar el número que marcar y un largo etcétera. Desde mi adolescencia aparecen con frecuencia y aún ahora alguna vez, pero ya poco.

Yo lo achaco a problemas de comunicación. Lo que pueda significar de verdad lo ignoro.

Soñar con teléfonos

HUIR O ESCAPAR

Estar corriendo dentro de un gran centro comercial cerrado fuera del horario, porque alguien me busca para hacerme daño, sin saber quién es.

Un psicópata en moto a toda velocidad por los pasillos de un hospital y esconderme en una habitación con gente, en silencio, para que no nos encuentre.

Correr y correr por la calle o por un bosque por pensar que alguien peligroso viene detrás, tal vez.

Soñar que se huye

SOÑAR CON PERSONAS TORTURADAS

Ver personas con torturas medievales, pinchos que las atraviesan, otras con cortes múltiples en todo el cuerpo, colgados, verdaderas atrocidades que no me ocurren a mí porque estoy agazapada donde veo y no se me ve. Es este sueño el que vivo como una pesadilla al ver tantísimo sufrimiento que acabará en muerte.

Soñar con personas torturadas

¿El hipocampo cerebral? ¿Traumas? ¿Deseos? ¿Preocupaciones? ¿Premoniciones? ¿Qué función crees que tiene soñar? ¿Tienes un sueño que te gustaría contar? ¿Una página que recomendar?

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LOS LOCOS VAMOS PERDIENDO ESTRELLAS AL CAMINAR…

Cuando los locos sean valorados como los mejores, por su inocencia pueril, esta vida en un planeta perdido en un Universo cualquiera dejará de estar lleno de miles de millones de soledades.

Las personas no somos nada importante y hasta algo que no ven nuestros torpes ojos, cualquier virus, se empecina en que alcancemos esa comprensión. Si se cree que muere quien tiene su carne pudriéndose, no está yendo más allá de lo que los sentidos, limitadísimos como este cerebro nuestro pequeño y gregario, enseñan.

No somos eso, que contagia mierda hasta después de ser inerte. Ese traje prestado que es tenido como lo más importante. El valor real de lo perecedero es cero y trae la soledad, rompe lo eterno del amor y las cosas que nunca acaban. Lo que siento y digo no lo dice mi cuerpo porque soy más, soy fantasía, honradez, sinceridad, prudencia, soy tiempo sin fin.

Esa rabia contra la falta de individualidad en las masas, contra la persecución a las mentes libres, hace estrofas de canciones gritadas desde el alma: «Tendría que llorar o salir a matar…»

A veces hablamos y otras callamos, ¡ay, los locos!. Somos esas gentes que siempre tenemos la soledad por eterna compañera, sensibles en exceso para esperar que las promesas se cumplan, que el vacío se llene de algo más que aire cuando hay palabras dadas. Somos amantes hasta la extenuación en un lugar donde no cabemos del todo.

Unos poetas, otros pintores o músicos, algunos sin ni siquiera arte alguno, otros incapacitados por el criterio de los otros y por nuestro deseo de hacer cuando solamente tenemos que ser. En ese terreno ganamos, no tenemos filtro, somos y por ser hemos perdido todas las máscaras, salimos a la calle sin ninguna y nos señalan quienes las tienen. Khalil Gibran lo escribió bien y, si no lo recordáis, leed la primera historia de su libro «El loco».

Somos los que vemos el elefante dentro de la serpiente en el dibujo de El Principito. ¿Porqué no ves un sombrero como todos? No puedo, ya no, porque los locos no son los que alucinan, no son enfermos, sólo son diferentes, incomprendidos y sí, confiados donde los otros ven oportunidades de engañar, traicionar, hacerse dueños de nuestros anhelos bellos para olvidarlos a continuación. Los sueños son nuestras certezas, el eco de la música, la paz de una habitación donde escondernos de todo, los detalles mínimos…

Los locos vamos perdiendo estrellas al caminar, acumulando risas ajenas, ensordecidos por el ruido vulgar, con una maleta llena del pasado que nos construyó y no queremos vaciar, nos haga sonreir o poner muecas de dolor: Confeti, gritos, luz de luna, lágrimas, caricias, golpes, logros, traspiés, bueno y malo. Todo sirve.

Tropezamos en la misma piedra, no porque no aprendamos, sino porque somos niños siempre, tengamos la edad que tengamos, por aquello de que el hábito no hace al monje y la edad no se lleva nuestra forma de ser. Nacemos, crecemos, vivimos con lo que otros, los que encajan en este lugar pequeño del Universo, llaman locura. ¡Ay, los locos! Que nos dejen serlo para trascender la mediocridad tan extendida.

Si no nos entienden solamente nos hace perder algo material, que nos mete contra nuestra voluntad en ratos de cordura. Nos intentan robar las nuevas máscaras construidas para pasar desapercibidos entre ellos, no aguantamos tantas miradas lúcidas ni tanta falsedad disfrazada y necesitamos descansos. Sentimos ecos de lo perdido, porque el olvido entra y sale en el paradógico caos lleno de órden del Universo. La esperanza es la confianza del loco, el presente, porque el futuro… no existe. Dame hoy una sonrisa y una verdad, a la vez, sin separarlas.

Nota para entender la canción: «Piantao» es un término que significa «enajenado», «loco».

Y como toda innovación creativa, loca, genial, esta canción fue abucheada en su estreno por los que no tienen la fortuna de ser locos.

Pobrecitos esos tan normales que tienen que clasificar y encorsetar o, si no lo hacen, son ellos los que están perdidos.

Cuadro «Balada para un loco» de Alicia Toscano

SIEMPRE HABRÁ POESÍA

Esto decía el gran Gustavo Adolfo Bécquer: «Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía».

«La poesía es otra forma de lenguaje en la que el lector también es poeta»

Esta es mi frase, la que a mí me inspira.

La frase que siento dentro de la poesía

Es la comunicación entre el poeta que escribe y el poeta que lee. Porque sólo un poeta puede degustarla y eso le hace serlo. Aunque no haya escrito, piensa y capta su esencia.

También sabe un idioma quien lo entiende al escucharlo o leerlo, aunque nunca lo haya hablado o escrito.

Ay, la luna, esa cómplice