Hasta hace 3 semanas creía que estas noticias de abandonos eran de mascotas, ancianos, familias disfuncionales marginales, enfermos mentales graves, demencias, cosas así.
He descubierto en mi propio matrimonio que una persona también abandona a su pareja por diagnósticos médicos de buen pronóstico, como lo es mi Encefalomielitis Miálgica Atípica benigna. No requiere cuidados, sólo una mínima supervisión y permitir descansar a la persona, sin otros cambios del comportamiento ni del estilo de vida. El abandono lo hacen personas bien cualificadas, profesionalmente sanitarias de grado universitario medio.
Legalmente se puede hacer. Moralmente, si se tienen principios éticos mínimamente normales, es una crueldad extrema.
En el siglo XXI ni la gente de más de 50 años aparentemente buena es de fiar. Te incumplen la palabra dada.
En cambio otros nos enfrentamos, estando nosotros enfermos, a situaciones de nuestro perro graves, como un cáncer incurable al que sólo se puede dar quimioterapia paliativa, y ahí se está para todo.
Las personas decentes y de confianza no abandonamos a nadie, pase lo que pase ahí estamos hasta en lo peor. Hubiéramos estado si no nos hubieran estampado en la cara un divorcio por cobardía.
Y una cohorte de individuos convencidos con mentiras como que eres vaga, que quieres criados, dan apoyo a quién abandona para agravar la herida. Son patadas al pobre perro y abrazos al que lo dejó tirado.
¡Un aplauso a esa gente que va a arreglar el mundo así, dándole tortazos a quién tiene al lado y pensando en el terremoto lejano de Turquía, porque son muy buenas personas!!
Me ofreció amistad al dejarme como pareja, pero mentía porque me bloqueó en todas las redes.
Mi falla En Plom – Guillen de Castro también me bloqueó en Facebook al borrarme esta persona. Yo les había informado de mi enfermedad y ni caso. Discriminación a las personas con limitaciones físicas.
Yo pagaba desde la compra del supermercado a el camping de todo el año, pasando por el tabaco, las comidas encargadas en las aplicaciones móviles, todo me lo fue metiendo poco a poco.
Sabiendo la gravedad del cáncer del perro ni una vez ha preguntado por él.
Me dijo que no aguantaba mi enfermedad, que es una forma leve y no necesita cuidados.
Me llamó vaga y que quería echarle encima todo el trabajo. La casa la limpia y lava una señora y la comida la traía de un restaurante todos los días de la semana.
Hacía su vida libremente, comía con quién quería, se iba y venía de cervezas sin dar explicaciones, en la televisión se veía lo que elegía, hacía deporte de lo poco que se cansaba conmigo (demostrado que no tenía que cuidarme).
Nunca me quejé, aunque tenía a veces malestar postesfuerzo que me obligaba a estar en cama, pero no me acompañaba.
SE OFENDIÓ porque todo ha sido aireado a los cuatro vientos, PORQUE LA VERDAD NO SE ESCONDE y no se puede rebatir. Huye el cobarde, habla el enfermo con valentía.
Me cogía la mano para mantenerme oculto SU ENGAÑO, porque no me quería.
En una relación sentimental madura, pasados los 50 años, si aún decides casarte es una rareza.
Se hace por sentir un gran amor y por eso querer tener la seguridad de que en la ancianidad no os podrán separar. Ya hay algunos achaques, la salud no suele ser perfecta, se suele predecir el tiempo en pareja. Ya sabéis a qué me refiero, dolores que vienen y van.
También esa madurez incluye asumir, tarde o temprano, la muy probable función de cuidador de tu pareja. Lo que no sabes es quién enfermará o necesitará cuidados antes. Digamos que te juegas al 50% si serás el primero en disminuir en calidad de vida o serás el segundo.
Es cierto que la esperanza de vida y la saludabilidad se han atrasado muchos años, lo más probable es tener unos 15-20 años de salud por delante.
También que la vida no incluye seguridad ni certezas. Es tan posible que aparezca un problema el día siguiente a la boda como 25 años después. El amor mutuo y ya muy meditado, valorado, sopesado, en la madurez lo sabe y lo prevé. O eso creemos algunos que nos casamos así.
La media de matrimonios casados, a cualquier edad, que se divorcian es del 40%. Aumenta a un 75% cuando uno de los miembros enferma de gravedad.
Ahí se incluyen matrimonios jóvenes poco maduros, enlaces por la inercia social, gente que busca tener hijos más que pareja, una baraja muy amplia que se reduce mucho al tratarse de los poco frecuentes matrimonios donde los dos tienen más de 50 años. Son personas con su vida económica hecha, con costumbres personales muy arraigadas. Muy pocos los matrimonios y esas estadísticas por lógica son mucho menores. Se suele tratar de amor desinteresado y cómplice.
Si hubiera visto este test, que os recomiendo, para examinar la calidad de un matrimonio… Antes hubiera sabido y no habría tenido una total sorpresa con el abandono matrimonial repentino de mi pareja por mi enfermedad, la Encefalomielitis Miálgica.
El nivel de mi enfermedad no justifica en absoluto ese abandono. En mi caso solamente necesito supervisión, no cuidados y mi pronóstico es estable, ligero empeoramiento o mejoría. Sí es cierto que es neurológica, crónica y limitante. Pero puedo viajar, usar ayudas mecánicas para desplazamientos de más de 200 metros, aunque si no mido mis esfuerzos tengo malestar postesfuerzo días después, que es como un síndrome gripal en sintomatología.
Algunas de mis respuestas al test evidencian que desde hace meses estaba siendo descuidada, ya antes del diagnóstico de hace 3 meses. Enferma llevo casi 3 años y mi matrimonio tiene 1 año, así que me casé enferma pero no diagnosticada. Por eso en el título de esta entrada se destaca «el peso de tener el diagnóstico».
Veamos las respuestas para los últimos 6 meses, no antes:
– Me dejaba mas sola cuanto más enferma me sentía yo.
– No me ayudaba en mis trámites necesarios.
– Me callaba para oir la televisión cuando yo iba a decir algo tras oirle contar algo suyo.
– No quería dialogar nunca, se iba por la tangente.
– Si yo estaba triste creía que era por algún enfado.
– Yo le obedecía en casi todo si no quería problemas.
– Se olvidaba de días importantes como el primer aniversario de boda.
– No consensuaba los problemas familiares conmigo.
– No me ofrecía ninguna confianza ya que no cumplía lo que decía.
– Huia de conocer cosas sobre mi enfermedad aún teniendo una profesión sanitaria.
– Decía un plan para el día y luego hacía otro diferente sin contar conmigo.
– Me organizaba la vida sin permitirme hacer cosas por mi cuenta, como coger un taxi.
– Iba quedando mas dias para comer con gente y no hacerlo conmigo.
– Me abrazaba sólo si yo lo pedía expresamente.
– Me cogía la mano pero no me la acariciaba como antes.
Queda muy claro que el descuido ha ido en aumento. Yo no era consciente de ese trato malo y premeditado, hecho para después tener más quejas de mi ya que eso incrementaba mis síntomas.
En diciembre tuve 4 días de malestar postesfuerzo (PEM) intenso, debido a haber cuidado a una amiga muy querida por mí, pero sobrepasando mi capacidad energética. Estuve encamada y sola con la acusación absurda de que yo tenía celos de la amiga hospitalizada en ese periodo. Si tras esos 4 días de PEM salí de la cama y pude atenderme bien, con la amiga empeorando y yo con deseos de ir a visitarla, el argumento de los celos se caía por absurdo.
El día del funeral de esta amiga mi pareja hizo de repente la maleta y me dijo: «Te dejo porque no aguanto tu enfermedad, no puedes llevar mi ritmo y yo no quiero llevar el tuyo»
¡Pero si mi ritmo ni se sabe porque no tengo hechas todas las pruebas, no tengo aún puesto todo el tratamiento y estoy yo misma averiguando mis límites, enfocada a evitar los PEM y así favorecer mi mejoría!
En claro, mi ritmo no se sabe. Sí se sabe que su ritmo sobrepasa lo saludable para su estado de salud y le traerá problemas futuros.
Y el día de la última recogida de sus cosas de la casa gritó: «Tu querías hacer el vago y que yo hiciera todo el trabajo». ¿Qué trabajo si la comida era el menú diario de un restaurante y hay una limpiadora que hace todas las cosas de la casa?
Pero lo que quiero destacar es la gravedad de, a una persona diagnosticada de una enfermedad orgánica multisistémica casi siempre postinfecciosa, con Encefalomielitis Miálgica, decirle que su enfermedad es ser vaga y que lo diga un profesional sanitario que debería haber estudiado la enfermedad al tenerla su esposa.
¿No era más fácil decir «no te amo ni te he amado nunca pero me gustaba el nivel de vida que me daba tu sueldo»?
Pero mi enfermedad dificulta su disfrute de ese nivel de vida por el que estaba a mi lado y por eso se ha ido.
Quién se case sea sincero y si es por conveniencia déjelo claro, porque alegar la enfermedad para huir hace mucho daño al enfermo. El matrimonio incluye los roles de persona cuidada y persona cuidadora. Piénselo antes porque se presupone que a edades maduras todos sabemos eso.
Yo distingo muy bien entre qué es calificar e qué es insultar. La RAE en sus primeras acepciones de ambas palabras lo deja bastante claro.
CALIFICAR dice que es: «Apreciar o determinar las cualidades o circunstancias de alguien o de algo.»
INSULTAR dice que es: «Ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones.»
La diferencia es que calificar se ajusta a la verdad e insultar no, porque se hace para molestar y qué mejor que exagerar peyorativamente.
Las personas tenemos unas conductas a lo largo de nuestra vida, a veces buenas y a veces no tanto, por ideologías o cualquier otra influencia. Todos creemos que lo hacemos todo bien o somos unos psicópatas, porque hacer cosas sabiendo que son malas, a mí al menos, me cuesta asimilarlo.
Hoy en día tenemos las redes socialesy podemos, si es nuestra forma de aminorar los daños recibidos, expresarnos en ellas. Siempre será adecuado utilizar calificativos (ajustarnos a la verdad) y no insultos (falsedades para molestar).
Hay personas llenas de secretos y otras que no tenemos ninguno. Es muy saludable airear lo que nos daña y así nos lo dicen los psicólogos. Tragarse las cosas en silencio destroza por dentro. Recuerdo aquella psicóloga que en un terrible momento de mi vida me dijo: «Cuentalo, díselo a todo el mundo, las veces que necesites hasta que deje de doler». Así lo hice y un día dejó de doler, sí. Ahora me encuentro en otro terrible momento de mi vida y he escrito mucho en redes, he contado mucho por teléfono, en persona y lo haré hasta que deje de doler.
Mi reflexión la traigo porque en todo momento CALIFICO y en ningún momento insulto. Yo cuento lo que sucede tal cual es de verdad. Otra cosa es que se califique un hecho no ajustado a la ética, al comportamiento moral que se considera el correcto en ese aspecto.
Pero muchas personas ven los calificativos como insultos. Bueno sería que repasasen si sus hechos son inaceptables para ellas mismas si ven insultos donde sólo hay verdad.
Ejemplo: Si alguien te promete que te dará algo y nunca lo hace, decir que no tiene palabra o que ha mentido es ajustado a los hechos y un calificativo justo. Ya si lo ve un insulto indica que no tiene moral para ver que no es correcto mentir y faltar a la palabra dada, por tanto se ha de aceptar su actitud déspota como normal y ni nombrarla.
El diálogo privado o público consiste en buscar el consenso basado en la aceptación de los calificativos y, por tanto, no sentirse ni molestado ni insultado por que se sepa un comportamiento que ve normal.
¿Porqué ofende que se cuente la verdad si uno cree que se ha comportado bien? ¿O es porque sabe que su comportamiento, calificado con la verdad, es inmoral?
Para que no se sepa lo que uno hace mal lo mejor es no hacerlo o sino recibir de buen grado que todos sepan como uno se ha comportado de mal.
No somos santos ni demonios, tenemos de ambos. No queramos aparentar lo que no somos.
Cuando buscas información sobre las parejas que se casan teniendo hijos de matrimonios anteriores, encuentras mucho material sobre niños y convivencia. Muchos temas sobre custodia, sobre influencias de los padres biológicos que interfieren en la relación de los niños con el padrastro o la madrastra. Todo infantil.
Una figura esencialmente altruista, que da cariño y cuidados a hijos que no son suyos y además sin ninguna obligación. Las madrastras y padrastros, gente que arriesga mucho al entrar en las llamadas «familias ensambladas»,son la máxima expresión de amor a sus parejas.
Flaco favor han hecho los cuentos y las historias de diferencias entre hijastros e hijos en el matrimonio. Sin embargo yo lo que he visto es que consentían mása los hijastros que a los hijos propios, justo para evitar que pareciera lo contrario. Ni podéis imaginar la cantidad de madrastras angustiadasy con ganas de hacer las cosas bien que hay y llenas de problemas para conseguirlo.
No vas a encontrar casi nada de hijastros adolescentes y prácticamente nada de hijastros adultos. Adultos que convivan o no, el tema queda sin hablar, como si no se generara ningún problema, como un tabú. Pues ahondando también en familias ensambladas con hijos adultos la frase inicial se da y por eso vamos a sacar información de lo que los demás no se ocupan.
Y vamos a repetirlo así, especificando todo:
«Los hijos anteriores a la relación (niños, adolescentes o adultos) son de las causas más comunes de problemas entre la pareja»
El éxito en un matrimonio con familias compuestas es posible cuando nos educamos acerca de las segundas familias, y desarrollamos habilidad en la relación para resolver conflictos entre los individuos de la misma.
Problemas en la relación con un matrimonio en edad avanzada y celos con hijastros:
• Las parejas que se casan en edades avanzadas a veces tienen que negociar el tiempo con sus hijos de relaciones anteriores, y la comunicación y la aceptación pueden ser un reto.
Establecer límites:
• Las relaciones tienen que ser alimentadas. El tiempo y la atención son necesarios para mantener el enlace vivo.
Sé honesto financieramente:
• Cuando te cases en edad avanzada, es probable que tengas un cierto grado de independencia financiera.
• Puedes entrar en la unión con los activos que desees mantener aparte. Precisa las obligaciones financieras de cada compañero para que no haya confusión.
• Incluye los salarios, las pensiones, bienes raíces, manutención del cónyuge y de los hijos en tus discusiones.
Negocia tiempo familiar:
• Fiestas y celebraciones posteriores en la vida pueden parecer una maratón al correr para dar cabida a las expectativas de todos.
• Las parejas que se casan en edad avanzada pueden establecer sus propios rituales.
Da espacio a los hijos:
• Adaptarse a un nuevo matrimonio llevará tiempo y mientas más jóvenes sean los niños, más tiempo será del período de regularización.
Cómo lidiar con los hijos adultos difíciles (de tu pareja) en un segundo matrimonio:
• Los segundos casamientos a veces son desafiantes al lidiar con los ex y los niños de los matrimonios anteriores.
• Cuando los hijos son ADULTOS, LOS DESAFÍOS SE PUEDEN AUMENTAR (Sí, pone AUMENTAR) ya que no tienes ninguna autoridad real sobre ellos así que pueda ser un problema conseguir que te respeten.
• Tratar con los hijos adultos difíciles en un segundo matrimonio requiere de la cooperación y el apoyo de tu pareja.
• También necesitas ser paciente y diligente, porque estos asuntos nunca se resuelven de la noche a la mañana.
Esto te interesa: ¿Qué tipo de padre eres?
TIPS (para madrastras o padrastros):
• Habla con tu cónyuge (el padre o madre biológico). Es vital tener su apoyo al tratar con los hijos ya que él está en una posición de autoridad. Si no te apoya en esto, es muy poco probable que sus hijos te demuestren más respeto.
• Dirígete a los hijos con un tono de voz amable pero firme durante las disputas. Aunque es importante tratarloscon respeto, especialmente ya que son más grandes y maduros, no deberías ser un felpudo para ellos tampoco.
• Establece con tu cónyuge que no se permiten ultimátum.Los hijos nunca deberían ponerlo en una posición donde tenga que elegir entre ellos o tú y no debería tolerar ningún intento por parte de sus hijos de hacerlo.
• Asimismo, también evita el ultimátum de tu propio respeto por parte de tu pareja.
• Establece límites con respecto a tus interacciones con los hijastros adultos. Esto significa no permitirles que interrumpan el tiempo entre tú y tu pareja y no aceptar un comportamiento grosero o condescendiente. La consistencia es la clave.
• Pasen tiempo juntos como una familia para que los hijos adultos (de tu pareja) se acostumbren a ti y a tu cónyuge juntos.
• Esto también les da la oportunidad de ver cómo ellos se comportan hacia ti, tu cónyuge y entre sí. Cuanto más tiempo pasen juntos, es más probable que ellos comiencen a aceptarte y se vuelvan menos problemáticos.
AGOSTO 19, 2013
Sacado de:
[Hijos adultos que celan el tiempo y dinero de sus padres solteros. Un problema frecuente al formar nuevos matrimonios en la edad avanzada o adulta es el conflicto con los hijos de nuestra pareja. Los problemas varían según la edad, cercanía y relación con el padre. Manéjalos así.]
El siguiente artículo sirve para hijos adultos que se han quedado anclados en la adolescencia (muy propio del siglo XXI):Mi madre tiene otra pareja. Como actuar.
Espero que esto sirva para tener familias compuestas de parejas más o menos mayores, con hijos adultos de matrimonios anteriores, llenas de armonía y sin problemas, que necesitan tranquilidad y cariño de quienes les rodean, seanhijos o hijastros.