UN LOCO DE TENERIFE

Un compañero de Facebook ayer posteaba en un grupo común un texto que me cautivó a primera vista.

Quiero compartirlo con vosotros, con su permiso. Gracias, Freddy Correa Martín, por escritos tan sugerentes. Aquí lo tenéis:

«Buenos días semillas esperando ser regadas. Mírate hoy en el espejo y di: voy a saludar a un desconocido y no pararé hasta que alguien me devuelva el saludo. Hoy estoy lo que se conoce en el mundo de la medicina cómo TDEHM.
Trastorno de estar hecho mierda.


Como decía Leo Harlen me he levantado con un solo dolor físico. Me empieza desde la uña del dedo gordo y termina en mi coronilla. Tranquilos. Sigo siendo adorable. Me adoptaría yo mismo para utilizarme como peluche para dormir.

Se me cayó el bote de tostadas al suelo. Me hice dos sándwich de mantequilla porque mi nevera tiene mucho eco. Miro el apartamento y el cabrón me dice: ¿te acuerdas ayer cuando estaba recogido y ordenado? Pues ya no lo estoy. Y se ríe.
Mis hijas duermen todavía. Yo hoy lloro sin lágrimas. Ahora me tomaré las pastillas.

Hay personas que sin padecer enfermedad mental o saber tenerlas en el lugar adecuado se asoman aquí para ayudar. Son personas de luz. Y de luz gratis. Y de luz preciosa. Vaya. Una puta lágrima. Bienvenida sea. Tenía sed. Maria Salar Garcia es una de ellas. Lo siento Maria lo tenía que decir.
Voy a presentar a Yoseli. No tiene válvula. Y también voy a presentar a mi nueva planta. Lavanda.
Chiste:
Oye hueles muy mal
Pues utilizo perfume lavanda
Pues creo que uno de los músicos está muerto.

La Palma sigue escupiendo saliva ardiendo. Terrible y maravilloso a la vez. Canarias está creciendo en territorio. Canarias llora por los efectos secundarios de las maravillas del planeta.


Chicos y chicas hoy no es el día de rendirse. Mañana ya veremos. Os comería con pan y mantequilla.

Un loco de Tenerife.»

LOS DÉFICITS COGNITIVOS EN LA DEPRESIÓN MAYOR

Acabo de leer un artículo interesante. Sabiendo que esta enfermedad afecta a la atención y la memoria en los casos crónicos o con muchos episodios, habla de la percepción del enfermo.

Estudio

Es curioso que el estado de ánimo, el síntoma que más conocen de la depresión las personas en general, afecte a la inversa a como percibe el enfermo sus problemas cognitivos.

Cualquiera pensaría que, viendo el mundo desde un estado triste y sin alicientes, la persona se vería peor en todo. La autoestima es más baja. Pues realmente se acercan a saber su estado real.

Cuando el enfermo recupera su estado de ánimo normal, al igual que cualquiera, espera la recuperación completa de todo lo que le ocurre. Y así es en los primeros episodios, tras unos meses de depresión.

El enfermo depresivo de larga evolución sin embargo no recupera su función cognitiva completamente y, cuando no tiene la sintomatología grave de la enfermedad, cree que las recupera más de la realidad. Si está en una crisis su menor problema es si su atención o memoria están bien o mal. Si no está en crisis no se ve claramente a sí mismo, quiere ir más allá de sus posibilidades.

Los profesionales suelen aconsejar no mirar hacia cómo se era antes de enfermar y es un consejo sabio a tener en cuenta. ¿Para qué ponerse metas perfeccionistas e irreales? Un enfermo que se exija a sí mismo por encima de sus posibilidades está mas predispuesto a tener una recaída.

Cada enfermo es un mundo, es diferente. Lo importante es optimizar sin pasarse y sin no llegar. Una vez recuperado el ánimo normal el resto hay que verlo con tranquilidad, saber donde están los límites personales y hacer con ellos lo que se pueda. Creerse más sano de lo real hace autoexigirse demasiado. Si la vida es algo más caótica, si se cansa más con las mismas actividades, si le cuesta llevar sus iniciativas con constancia, hay tres actitudes posibles:

– Querer ser sano, no aceptar los límites, la negación, esforzarse hasta tener una mayor percepción de discapacidad y acabar recayendo porque no se puede. Parece ser lo frecuente en los depresivos con síntomas afectivos en remisión.

– Demorar, la conocida como procrastinación, porque ya que hay que esforzarse tanto la inhibición aparece. No hacer nada evita ver las limitaciones pero aisla socialmente y también predispone a la recaída.

– La aceptación de la enfermedad, no es necesario estar al 100% para ser feliz. Medir el esfuerzo desde el autoconocimiento. Rodearse de personas positivas y comprensivas, que puedan entender cómo apoyar y estimular al enfermo para que se mueva en el justo medio. Se pueden hacer cosas, muchas cosas, pero al paso adecuado y si hacen falta descansos tomarlos. No agobiarse mejora la ansiedad y esto a su vez mejora el rendimiento. Si se llega al 80% porque ahí está el límite perfecto, si al 50% por lo mismo igual de perfecto. Habrá quien podrá trabajar, quien no, quien sea autosuficiente, quien no. Si se ha hecho lo posible con la medida justa es un logro. Cualquier persona que sepa llevar con sensatez una enfermedad grave, seguir un tratamiento adecuado, resistir los problemas de la estigmatización, pedir y aceptar ayuda, echarle una sonrisa a un demonio (en el sentido de lo duras que son) es un valiente y es muy fuerte.

A las personas sanas habría que decirles que no tengan miedo de tener un enfermo en su vida, porque no van a sufrir más como muchos ignorantes creen. Lo que van es a aprender a vivir más intensamente, a ser más valientes y da igual si el enfermo es físico o mental, no hay tanta diferencia. Las etiquetas las ponemos los médicos para aclararnos, no para discriminar a unos u otros.

EMERGENCIA CLIMÁTICA Y DE CALIDAD HUMANA

Se está hablando mucho de la Cumbre del Clima que se celebrará en Madrid próximamente, porque no se ha podido hacer en Chile como estaba previsto. Y la Unión Europea ha declarado la Emergencia Climática.

Tal vez sea una incrédula, porque no creo que salga nada de ella como ha ocurrido hasta ahora, que no sean consejos a las personas individuales y noticias en los medios de comunicación.

Consejos para los ciudadanos cuando el mayor contaminante del planeta es China, y Estados Unidos pasa bastante del tema. Luego nos dicen que las vacas son grandes fuentes de CO2. ¡Pero si desde que empezó la ganadería en la prehistoria hay montones de vacas! Eso sí, te vas a sentir peor, si haces caso, cuando te tomes un vaso de leche, cosa que haces desde que naciste. Porque a mí empezaron a darme leche de vaca pura desde que tenía 3 meses, bajaba peso con la leche de mi mamá. Era un pueblo y la vida muy natural.

Comer carne contamina y nos dicen «háganse veganos», que está muy de moda y lo publicitan como lo más sano. Menos problemas cardiovasculares, en efecto, y más hemorragias cerebrales, también. He leído estudios al respecto.

Las medidas las han de tomar las grandes multinacionales, los grandes multimillonarios, las empresas tradicionales, los estados desde sus legislaciones. Los ciudadanos de a pie somos las víctimas, que caemos en el consumismo y somos manipulados para pensar y vivir como quieran otros, que inventaron está forma de vivir rentable para ellos.

Soy pesimista, las medidas serán mínimas y llegan tarde. Me basta ver lo rápido que se reduce el casquete polar ártico para saberlo.

Lo primero para poner la solución a un problema es ver cómo se ha originado, las causas. Parece ser que es la Revolución Industrial. ¿Desindustrializamos y volvemos a vivir como antes de ella? Sería la mejor solución si, por ejemplo, ante una infección bacteriana usamos antibióticos. Es la lógica.

Lo que ocurre es que algunas personas vamos más allá. Las personas hemos perdido mucha humanidad. Ayer, hablando con una señora de más de 80 años, me decía que había sido muy feliz con su marido mientras había vivido. Recordaba la celebración de las bodas de oro y se le iluminaba la cara. Solamente pude decirle que me daba mucha envidia sana, porque ahora nada dura tanto. Se ha perdido mucha calidad humana, las personas han cambiado, no sé si es efecto del cambio climático o el cambio climático es efecto de esta otra emergencia.

¿Hay cumbres para estudiar la emergencia en calidad humana? En este siglo XXI está disminuyendo muy deprisa. Las relaciones humanas son mucho más superficiales y la empatía escasa.

Una amistad me contaba un cruce de palabras en WhatsApp:

– Hola ¿Cómo te va? – Recibió después de tiempo sin conversación.

– Bien. Lo que pasa es que mi madre murió hace un mes y no me hago a la idea de que no la voy a volver a ver. Me es difícil superarlo. – Escribió esta amistad.

– Vale, eso es una cosa que se tiene que encajar – y fin de la conversación.

No sé qué sacareis vosotros de esto, yo varias cosas: Se te pregunta cómo estás para que digas «estoy muy bien, me divierto y salgo mucho de fiesta, soy feliz». Como estés de verdad importa un bledo, es más, si dices de verdad que no estás bien, la respuesta «Vale» ya dice mucho. Es una expresión de falta de empatía total, equivalente a «paso, tu respuesta es incorrecta», denota falta de cultura en la forma de expresarse y… el resto de la respuesta es más de lo mismo: «encajalo que tienes obligación de estar bien y como no lo estás fin de hablar».

Mi última pareja me dejó porque yo estaba llorando al tener un problema. Y lo hizo por WhatsApp, que es como se hace ahora, te digo adiós y te bloqueo. Recuerdo el párrafo: «Si tu tienes tiempo de ir ayudando a la gente, yo no. Cuando salgo de trabajar sólo tengo tiempo de ser feliz».

No se trata de niños sino personas de más o menos 50 años.

Necesitamos más seres humanos como esta sabia señora

La OMS dice que la depresión y resto de enfermedades mentales van en aumento. Son enfermedades caracterizadas por el sufrimiento. En paralelo a esta realidad, el deseo de solamente compartir los momentos buenos y divertidos, con huida y distanciamiento en los malos y tristes, también aumenta. La obligación de ser feliz permanentemente y sino aparentarlo.

Todos solidarios de boquilla, con los lejanos. Aunque tras ver los resultados electorales últimos de España, se ve la caída en calidad humana reflejada: demasiado rechazo a las migraciones, los refugiados, los diferentes, porque también son problemas y no, de eso no se quiere ver nada.

¿Este cambio climático es la causa o la consecuencia? ¿O es casual que ambas cosas se estropeen y empeoren a la vez?

No lo sé, sí que incluso una psicóloga me decía no hace mucho:

– Estamos preparados para ser fisonomistas y toda mi vida he acertado, al ver una mirada, que había a grandes rasgos dentro de una persona. Desde hace unos 20 años eso no me sirve, la gente ha cambiado, ha aprendido a mentir muy bien hasta en el lenguaje no verbal.

Las buenas personas que conozco van por la vida con mucho miedo a las relaciones humanas verdaderas, las que van más allá de la superficie. Y tenemos un mundo con cada vez más número de personas que viven solas, con el aumento rápido de la cantidad de mascotas… Porque ellos son de fiar. Ese cambio humano a perder calidad no les afecta, son como siempre, eso sí, con el mismo problema: Que sean alegres y sanos, porque sino pueden ser abandonados, igual que las personas.

Quiero una cumbre de Emergencia de Calidad Humana. También urge.